MARTES, Tercera Semana de Adviento, 16 de Diciembre (ciclo c)

SANTO DEL DÍA

Santa Adelaida fue emperatriz de Italia del Sacro Imperio Romano Germánico, se casó muy joven con el rey Lotario, y tuvo una hija a la que llamo Emma, su marido murió cuando ella tenía tan solo dieciocho años, luego se casó con otro hombre, de quien tiene un hijo y nieto llamados Otón , su vida esta envuelta en sufrimientos, de intrigas de la Corte, traiciones, envidias, prisión y hasta destierro por todas estas cosas pasa la Santa Adelaida. Tiempo después no solo se dedica a su cargo de emperatriz, sino que comienza ayudar a los necesitados, a rezar, hacer penitencia, años más tarde muere a sus sesenta y ocho años en Salces en Alsacia.

Evangelio del día

San Mateo 21,28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”.

Él le contestó:
“No quiero”. Pero después se arrepintió y fue.

Se acercó al segundo y le dijo lo mismo.

Él le contestó:
“Voy, señor”. Pero no fue.

¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».

Contestaron:
«El primero».

Jesús les dijo:
«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

Palabra del Señor

  • Hoy el Señor Jesucristo nos llama al arrepentimiento verdadero fuera de toda hipocresía, y hacer la voluntad de Dios, no basta solo creer sino creerle a Dios, buscar nuestra transformación y renovación constante.
  • Nuestra vida debe ser una coherencia en lo que se dice y se hace, no debemos amar solo de palabras a Dios esta decisión de amar exige más que alabarlo con los labios nos invita a demostrarlo con los hechos, no solo cuando todo va bien sino cuando incluso todo va mal.
  • Muchos hoy podemos ser aquellos hijos aparentemente obedientes en palabras pero cuando viene la prueba las palabras se las lleva el viento, nuestro amor hacia el Padre debe ser de confianza plena en donde nos abandonemos a su voluntad y hagamos todo lo que nos manda.

PRÁCTICA DIARIA

  • Pidamos a Dios Padre una obediencia genuina hacia Él.
  • San Adela nos enseña que para servir a Dios lo debemos hacer en cualquier lugar o puesto que tengamos.

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