MIERCOLES, Segunda Semana de Adviento, 10 de Diciembre (ciclo c)

SANTO DEL DÍA

Esta advocación mariana nos relata que la Casa donde vivió la virgen María, donde recibió el anuncio del Ángel y donde vivió con José fue trasladada de Nazaret a Tarseto (Croacia), luego años más tarde trasladada a la ribera opuesta del Adriático (Italia) entre un bosque de Laureles de allí el nombre de Loreto, este lugar se ha convertido en un Santuario de peregrinación para los cristianos, en donde pueden contemplar la imagen de la Virgen de Loreto, y la casa de Nazaret donde vivió la sagrada familia.

Evangelio del día

San Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor

  • esús siempre está haciendo una invitación para los hombres, “venid”, y esta vez la hace a quienes sufren, y se encuentran angustiados para que compartan con él sus preocupaciones, para que entienda que con su presencia las cargas se hacen más llevaderas, todo se hace liviano.
  • Jesucristo no solo invita sino que enseña a que se aprenda de sus hermosas cualidades que emanan de su corazón, la humildad y la mansedumbre, quien está dispuesto a ser evangelizador o testigo suyo debe tomar su cruz de cada día y avanzar sin desfallecer.
  • La humildad nos permite entender los designios de Dios, a entender que no hay redención sin cruz, y que las pruebas de esta vida no son más que pulidores de fe que nos hacen más fuertes para llegar al cielo, venimos a este mundo no ha sufrir, sino a cumplir un propósito con toda clase obstáculos que debemos sobrellevar para llevar a cabo nuestro papel de cristianos.
  • La paz de Dios y su calma sólo se encontrará cuando nuestra conexión con su corazón lleno de amor sea constante y permanente, es ahí cuando todo con Jesucristo se lleva con amor y alegría, estamos equivocados si pensamos que con nuestras propias fuerzas venceremos el mal, no somos más que instrumentos de Dios y nos movemos por su gracia y voluntad, claro está si queremos hacer el bien, tomemos el ejemplo del Señor para llevar una vida en total santidad, que aunque tropecemos podamos levantarnos y seguir.

PRÁCTICA DIARIA

  • Ofrecer cada sufrimiento, enfermedad, dolor, por mi salvación y la del mundo entero.
  • “Corazón mariano de la cristiandad”. Así Juan Pablo II definió el Santuario de la Virgen de Loreto

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