
SANTO DEL DÍA
SAN ALBERTO MAGNO (1206-1280)
San Alberto nace en Lauingen (Alemania) cuando tenía dieciséis años, fue a estudiar la universidad a Padua, y al conocer a Jordán de Sajonia tuvo cierto interés por la vida religiosa, una vez vistiendo el hábito de los monjes lo enviaron a Colonia donde estaba la escuela más relevante de la Orden, los estudiantes que tenía a su cargo eran tantos que decidió dictar clases en la plaza pública que hasta el día de hoy lleva su nombre, entre quienes fueron sus pupilos se encuentra Santo Tomás de Aquino, a ellos se les debe que la escolástica alcanzó la madurez exacta, años más tarde fue elegido superior provincial de Alemania, abandono la catedra para estar más al pendiente de las comunidades que se le había confiado, caminaba las regiones para mendigar comida y hospedaje. Luego fue nombrado Obispo de Ratisbona, fue humilde y despegado de las cosas materiales, allí duró dos años, tiempo después renunció del cargo de obispo para dedicarse a la Orden y a dictar clases en Colonia, antes de su muerto construyó su tumba y rezaba todos los días el oficio de difuntos, recibe el titulo de Magno y de Doctor Universal de la Iglesia.
Evangelio del día
San Lucas 18,1-8
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- ¿Cuándo oras a Dios por una petición, con que frecuencia lo haces?, si Jesucristo siendo Dios oraba constantemente, ¿Imagínate nosotros como lo debemos hacer?, nuestra oración se debe destacar por ser insistente, perseverante, llena de fe. En el Evangelio quien hizo justicia fue un juez injusto, presta atención “injusto” supo escuchar y actuar frente a la petición de la viuda, ahora a quien oramos es al mismo Dios que es el dueño de todo, perfecto y santo, concederá tu plegaria en el momento que él así lo considere, este es un mensaje para confiar ciegamente en aquel que todo lo puede.
- La oración debe ser también concisa y guiada por el Espiritu Santo, a Dios le encanta que le hablemos, que le pidamos sin duda, pues una oración débil es signo de una fe débil, debemos estar seguros de lo que pedimos.
- Nuestro día a día lo podemos volver oración, pero no debemos conformarnos con esto, con Dios se habla como a un Padre, pero debemos también destinar encuentros con su presencia, así como la viuda que se presento constantemente ante aquel juez, igualmente nosotros no debemos dejar de estar en el encuentro constante con Dios. La oración es el reconocimiento de nuestros limites y de nuestra dependencia: venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios. San Juan Pablo II.
PRÁCTICA DIARIA
- Aumentar la calidad y el tiempo en mi oración.
- San Alberto Magno nos dice:” “El objeto propio de la ciencia es la verdad, y el objeto propio de la virtud es el bien”
