MIERCOLES, Vigésimo Octava Semana del Tiempo Ordinario, 15 de octubre (ciclo c)

SANTO DEL DÍA

Santa Teresa nació en Ávila(España), desde niña tuvo una vida mística, se enfermó gravemente dos veces y en su lecho de sufrimiento vivió experiencias místicas, elevando su alma a Dios, a sus cuarenta años comenzó a reformar la orden carmelitana guiada por la mano de Dios y la ayuda de San Juan de la cruz, se encontraba delicada de salud, hizo numerosas fundaciones, se le quitó el permiso de trazar otras reformas por envidia, tuvo contacto con personajes ilustres entre ellos Felipe II de España, se preocupó siempre por la parte económica de su monasterio, por petición de quien la confesaba escribió un libro de su vida, también describe en sus libros: “El camino de la perfección”, “Pensamientos sobre el amor de Dios” y “El castillo interior”, tiempo después muere en el Alba de Tormes.

Evangelio del día

San Lucas 11, 42-46

En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, fariseos, porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los cuales pasa la gente sin darse cuenta!”

Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo: “Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros”. Entonces Jesús le respondió: “¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!”

Palabra del Señor

  • La hipocresía de estos tiempos esta basada en una religión a la carta, ¿aparentas ser candil en la calle pero oscuridad de tu casa?, cuando hablo de religión a la carta es cumplir lo que nos conviene simplemente apariencia, la hipocresía nos permite alimentar nuestro ego para mostrar a los demás lo que no somos.
  • Cuando nos preocupamos por los detalles de lo que practicamos, somos meticulosos con cada práctica religiosa, nos importa más los protocolos, caemos en la enfermedad de la hipocresía, muchas veces olvidamos la justicia y el amor, que son la base de la ley más perfecta que Jesucristo nos enseñó.
  • Cuantas veces criticamos a nuestros hermanos, cuando sabemos que aun ese amor de Dios no ha penetrado en nuestro corazón, la experiencia con Jesucristo no es caricatura, es una realidad interior, en la Iglesia hoy encontramos mucho la enfermedad de la hipocresía, ahora debemos tener en cuenta que la hipocresía no es saludar a quien me ha hecho mal, no, pues realmente estamos sobreponiendo nuestro rechazo hacia aquella persona, eso se llama virtud, la hipocresía es más bien sacar ventaja de mi imagen, el Papa Francisco nos dice: La hipocresía puede verse como un “miedo a la verdad. Es mejor fingir que ser uno mismo”.

PRÁCTICA DIARIA

  • Reflexionar si en algún momento de mi vida he actuado con falsedad, pedir perdón a Dios.
  • San Teresa de Ávila nos dice: ““Nada te turbe, nada te espante todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta”

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