
SANTO DEL DÍA
SAN MARCO Y SAN MARCELIANO (+286)
San Marcos y Marceliano fueron hermanos gemelos, hijos de San Tranqulino y Santa Marcia (romanos gentiles).Un Cristiano se encarga de su educación, y les infunde la fe sin que sus Padres se enteraran, al crecer les exigieron casarse con unas doncellas paganas, aunque ellos anhelaban ser célibes, fueron apresados y encerrados en un calabozo por su fe, estando Diocleciano de emperador, para ellos esto fue motivo de alegría pero para sus familiares fue un desprestigio, sus Padres les imploraban desistieran de su fe en público, pero que la ejercieran en privado, ellos no aceptaron sino que sin miedo se presentaron cristianos, entonces fueron azotados, luego más adelante sus familiares se convirtieron, junto con Cromacio y Fabiano hombres crueles, pero nuevamente son expuestos y clavados a un tronco y sus pies traspasados con clavos , luego los traspasaron con lanzas, quitándoles la vida, murieron pronunciando el nombre de Jesús y María.
Evangelio del día
San Mateo 6,1-6.16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- La limosna, la oración y el ayuno, experiencias de piedad significativas que alimentan la relación con Dios, pero que ligadas al populismo y al elogio del pueblo no tienen sentido, se convierten en acciones falsas y vacías, Jesús revela la clave para llevar a cabo tales obras, y es que deben hacerse con total discreción, en silencio, que emanen de lo más profundo del corazón, sin ninguna intención en particular, y que no busque gratificación alguna, “El bien no hace ruido porque el ruido no hace bien”.
- En este mundo en el que lo externo cobra cada día más valor, donde los reconocimientos y los aplausos son para aquellos que quieren vivir de fachada, que preocupados por una reputación olvidan cuidar sus conciencias. Lo más importante radica, ver en los hermanos el rostro del mismo Dios, que pide una entrega sin reservas, sin apariencias ni hipocresías, exige ser más humanos. Cuando el hombre siente dolor es un ser vivo, cuando se preocupa por el dolor de los demás es un humano, la recompensa que Dios ofrece es invaluable y eterna, la recompensa del mundo es temporal y mezquina.
PRÁCTICA DIARIA
- Realizar un acto de fe, limosna, oración y ayuno con total discreción, solo agradando a Dios.
- San Marco y Marceliano nos enseñan que la valentía para morir o hacer todo por Jesucristo, no vive de apariencias sino de una fe verdadera.
Que la oración, la limosna y el ayuno debemos hacerlo de corazón, con generosidad y amor ante nuestros hermanos necesitados sin pedir nada a cambio y Nuestro padre celestial nos lo recompensará y esa es la mejor recompensa