LUNES, Sexta Semana de Pascua, 26 de mayo, (Ciclo C)

SANTO DEL DÍA

San Felipe Neri nació en Florencia (Italia), desde pequeño mostraba mucha alegría y bondad, lo llamaban “Felipin el bueno”, quedó huérfano de madre, entonces su padre lo envía a casa de un tío muy rico, el cual planeaba dejarlo heredero de todos sus bienes. Pero Felipe decidió alejarse de todas aquellas comodidades, para depender solo de Dios y dedicarse a él por entero, así que decide viajar a Roma solo con la ropa que tenía, esta fue su primera conversión. Al llegar a Roma se hospedó en casa de un paisano suyo de Florencia, el cual le cedió una piecita debajo de una escalera y se comprometió a ofrecerle una comida al día un pan, un vaso de agua y unas aceitunas si él les daba clases a sus hijos, estos pequeños comenzaron a tener un buen comportamiento con sus Padres gracias a las enseñanzas del santo. Los dos primeros años Felipe se ocupaba casi únicamente en leer, rezar, hacer penitencia y meditar. Por otros tres años estuvo haciendo estudios de filosofía y de teología. Por 40 años Felipe será el mejor catequista de Roma y logrará transformar la ciudad, con sus catequesis a los más pobres e ignorantes.

Felipe había recibido de Dios el don de la alegría y de amabilidad, ganaba a todos. Una de sus preguntas más frecuentes era esta: “amigo ¿y cuándo vamos a empezar a volvernos mejores?”. Si la persona le demostraba buena voluntad, le explicaba los modos más fáciles para llegar a ser más piadosos y para comenzar a portarse como Dios quiere. Lo que más pedía Felipe al cielo era que se le concediera un gran amor hacia Dios. Y la vigilia de la fiesta de Pentecostés, estando aquella noche rezando con gran fe, pidiendo a Dios el poder amarlo con todo su corazón, éste se creció y se le saltaron dos costillas. Felipe entusiasmado y casi muerto de la emoción exclamaba: “¡Basta Señor, basta! ¡Que me vas a matar de tanta alegría!”. Cuando lo fueron a enterrar notaron que tenía dos costillas saltadas y que estas se habían arqueado para darle puesto a su corazón que se había ensanchado notablemente.

En 1458 fundó con los más fervorosos de sus seguidores una cofradía o hermandad para socorrer a los pobres y para dedicarse a orar y meditar. Con ellos fundó un gran hospital llamado “De la Santísima Trinidad y los peregrinos”, una vez ordenado sacerdote, apareció entonces en Felipe otro carisma o regalo generoso de Dios: su gran don de saber confesar muy bien. Se reunió con un grupo de sacerdotes y formó una asociación llamada el “Oratorio”, porque hacían sonar una campana para llamar a las gentes a que llegaran a orar. En su casa de Roma reunía centenares de niños desamparados para educarlos y volverlos buenos cristianos. Tiempo después a sus 80 años Murió en medio de los sacerdotes muy alegre.

Evangelio del día

San Juan 15, 26 — 16, 4a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.

Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.

Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

Palabra del Señor

  • Cuando tenemos una experiencia viva e intima con la persona de Jesucristo, la acción del Espiritu de la Verdad nos va moldeando a imagen de Jesús, y nos hace testimonio de sus enseñanzas, reflejadas en nuestra forma de obrar. Ser testigos de Dios no solo se basa en decirlo y enseñarlo, sino también en vivir exactamente lo que decimos, como dice un viejo dicho «Las palabras mueven, los ejemplos arrastran».
  • Para quienes deciden seguir al Señor es tarea difícil, en el mundo actual ser cristiano es ir en contracorriente, ser testigo también lo es, podemos ser vistos de manera rara, anormal, antiguo, pero ya esto se nos advirtió, seguir los pasos de Jesús es pasar también por su cruz, es morir, pero no puede ser solo físicamente, sino morir a todo aquellos que nos aleja de Dios, pero Jesús nos recuerda que a nuestro lado camina el Espiritu Santo, esta promesa nos dará fuerza para luchar sin desanimarnos en un mundo tan hostil.  “No hay prueba más clara y segura del amor de Dios que la adversidad”. San Felipe Neri.

PRÁCTICA DIARIA

  • Comenzar a ser testigo del Resucitado en el ambiente donde me desarrollo.
  • San Felipe Neri el Apóstol de Roma nos enseña: “Haced todo el ruido que queráis, que a mí lo único que me interesa es que no ofendáis a Nuestro Señor. Lo importante es que no pequéis. Lo demás no me disgusta.” 

2 comentarios en “LUNES, Sexta Semana de Pascua, 26 de mayo, (Ciclo C)”

  1. Carmen Amanda Sánchez Avila

    Que debemos orar siempre para que el Espíritu de Dios habite y reine en nosotros, que nos tome como instrumento suyo y nosotros demos testimonio de Dios y de vida, en nuestro obrar, al hablar, al dar un consejo, en nuestra convivencia diaria, en nuestro trabajo que lo hagamos con sabiduría, discernimiento y mucho amor

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