
SANTO DEL DIA
SANTA INÉS DE MONTEPULCIANO (1268-1317)
Santa Inés Nació en Montepulciano, (Italia), a sus nueve años pidió permiso a sus padres para irse a vivir en un convento, fue tanta la estimación que ganó de las superioras que le encargaron atender las visitas teniendo catorce años, tiempo después en Montepulciano decidieron crear unas casas para religiosas, pidieron que enviaran como superiora al nuevo convento a Santa Inés, pues ya era notoria su santidad y responsabilidad entregada a sus deberes, ella sin más demora acepta el cargo, un día pensando a que comunidad religiosa acogerse, tiene una visión en la que se encuentra en el mar, hay muchas barcas con santos, pero se siente acogida por Santo Domingo de Guzmán, y entonces comienza a andar con los dominicanos, Santa Inés para mortificarse dormía en el suelo y en una Piedra como almohada, San Raimundo cuenta que se elevaba por la oración ferviente, que oro mucho un día y la despensa que no había nada que comer se lleno, también que se le presento un ángel que le pidió beber el cáliz de Jesucristo, también veía a Jesús como niño.
Evangelio del día
San Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
MEDITACIÓN.
- El discípulo amado al recibir la noticia de la resurrección corre más rápido, su amor por Jesucristo era tan marcado que al escuchar a María no duda en apresurarse en busca de quien tanto amo. La presencia de Jesucristo entre la raza humana debe ser de otra manera absolutamente distinta y renovada.
- La resurrección nos propone una calidad de vida, que nada tiene que ver con la búsqueda que se hace entre nosotros con propuestas de tipo social y económico. Se trata de una vida intima con Jesucristo, que nos lleva más allá de toda miseria y de toda muerte absurda. La muerte no es el final cuando en Cristo se muere, la fe más profunda nos convence de que Dios nos ha destinado a vivir con El. Rechazar esta dinámica de resurrección sería como negarse a vivir para siempre. No solamente sería rechazar el misterio de Dios que nos dio la vida, sino del Dios que ha de mejorar su creación en una vida nueva para cada uno de nosotros.
- Creer en la resurrección, es creer en el Dios de la vida, lo que nos espera más allá de este mundo ES INIMAGINABLE. la resurrección de Jesús es la primicia de que en la muerte se nace ya para siempre. El deseo ardiente del corazón de vivir y vivir siempre tiene en la resurrección de Jesús la respuesta adecuada por parte de Dios. La muerte ha sido vencida, está consumada, ha sido transformada en vida por medio del Dios que Jesús defendió hasta la muerte.
PRÁCTICA DIARIA
- Vivir siempre en una eterna Pascua.
- Santa Inés nos recuerda que la oración fervorosa sube como incienso agradable a Dios.