
SANTO DEL DÍA
SAN JUAN DE DIOS (1495-1550)
San Juan de Dios nace en Portugal, en una familia pobre y muy piadosa, su Madre muere siendo él joven y su Padre muere como religioso en un convento, en su juventud trabajó en una finca y el dueño le propuso casarse con su hija para heredar sus tierras pero él se negó quería las riquezas espirituales, luego fue soldado bajo las ordenes de Carlos V, se convirtió en una persona resistente, estando en la guerra le encomiendan cuidar un deposito, pero se lo roban y deciden ahorcarlo, pero por la intercesión de la Santísima Virgen María se salva, después al salir de la milicia comenzó a vender libros y objetos religiosos, y un día al llegar a Granada se le aparece un niño pobre, que le dice Granada será tu cruz, él entendió que era Jesús niño, cuando va a la misa escucha los sermones del Padre San Juan de Ávila y se dispone a confesarse y se impone una penitencia, pero antes regala sus libros, la penitencia consistía hacerse el loco para que la gente lo humillara y lo hiciera sufrir muchísimo, la gente comenzó entonces a golpearlo debido a que lo creían loco, tiempo después lo llevan a un manicomio ahí le dan fuertes palizas, pero él ofrecía todo a Dios y llamaba la atención a los médicos por tratar así a los enfermos, tiempo después al salir de aquel lugar gracias a la intervención del Padre Ávila, funda un hospital y demuestra a los médicos que primero se debe curar el alma antes que el cuerpo, alquila una casa vieja y comienza a recibir a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano y desamparado que le pida su ayuda, en las noches se dedica a pedir limosna para sus pobres, el señor obispo lo llamó Juan de Dios, y le concedió un habito negro, hasta el día de hoy se visten sus religiosos de esta manera, años después se encendió el hospital y logro sacar entre las llamas a todos sin él sufrir quemaduras, comenzó a sufrir dolores a causa de la artritis que se aumento el día que salvó a un amigo del rio frio por ir a traer leña, ya no soportaba esta enfermedad, así que se marcho para curarse un poco donde una señora rica, y dejo en manos de Antonio Marín un convertido suyo, el hospital, ya era demasiado tarde su enfermedad avanzó y al saber que la muerte ya se avecinaba se arrodilla y entrega su espíritu a Jesús y muere arrodillado.
Evangelio del día
San Lucas 5, 27-32
En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos, de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- ¿Cuántas veces la invitación de Jesucristo a convertir nuestra vida para siempre se ha presentado?, cómo Leví estamos todos, tomando decisiones que nos han hecho estar en el pecado, que nos han alejado de la presencia del Señor, este hombre escucha la voz de Dios que resuena en su interior, convenciéndolo no solo de cambiar de ocupación sino de transformar su vida.
- Muchas veces somos tan duros colocando etiquetas sociales a muchos de nuestros hermanos, como lo hacían aquellos religiosos del Evangelio, tratamos de resaltar los pecados de los demás, aislándolos y juzgándolos, a Jesús no le importan tus pecados, tu vida pasada, le interesa tu persona dispuesta a convertirse, en este camino de amor incondicional y de aceptación hay lugar para todos sin distinción.
- Nuestra invitación a cambiar nuestro hombre viejo por una vida en plenitud, es también incluir aquellos que están excluidos y marginados, estamos llamados a fomentar comunidades que vivan el amor, demostrando que cada persona por más pecadora que sea, es digna, valiosa, y de oportunidad de cambio, cuando Jesús mira, nos mira el alma y su compasión penetra lo más profundo de nuestro corazón que es imposible conocerle y no amarle. Además debemos ser un Leví que no solo cambia de vida, sino que contagia de la alegría de la conversión a otros.
PRÁCTICA DIARIA
- Acercarme aquella persona que he visto tomar caminos equivocados, hablarle con compasión del amor de Dios.
- San Juan de Dios nos dice: “Así como el agua mata el fuego, la caridad al pecado”
Excelente meditación