DOMINGO, Trigésimo Tercera Semana del Tiempo Ordinario (ciclo b) -17 de Noviembre, 2024

SANTO DEL DÍA

SANTA ISABEL DE HUNGRIA (1207-1231)

Santa Isabel una joven duquesa de Turingia y princesa de Hungría, fue hija del rey Andrés II, ella había sido prometida por sus Padres en matrimonio desde sus cuatro años, a sus catorce contrajo el sacramento y al año siguiente tuvo su primer hijo, su esposo Luis coloco en su escudo un lema para resumir las características de su noble esposa ” Piedad, pureza y Justicia”, luego a sus veinte años su esposo fallece en una cruzada, tiempo después como no era del agrado de su cuñada y suegra la despiden del castillo de Wartemburg, por sus constantes generosidades con los pobres. Una Vez estando fuera de palacio fue a la tercera orden franciscana para ponerse al servicio de los más pobres allí muere haciendo el bien.

Evangelio del día

San Marcos 13,24-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre».

Palabra del Señor

  • Pensar en el final nos da un poco de angustia, y hay muchos que hasta pasan por alto que todo llega a su fin, sabemos que algún día ya no estaremos, y es por eso que nos ocupamos de muchas responsabilidades y trabajos para no pensar ni en el fin, ni en la muerte, pero aquí la preocupación al pensar en aquel día es saber porque existo, para donde voy, y que convicciones firmes tengo para ser, además cuál es mi propósito aquí en la tierra, todo esto debe cuestionarme a reflexionar si en el lugar que estoy vale la pena estar.
  • Las palabras de Jesucristo no pasarán jamás lo que él dijo se cumplió, se cumple y se cumplirá, así este mundo vaya en dirección contraria a su voluntad, pero no podemos estar pensado que nuestro Dios es castigador, no él es amor, por tanto seremos juzgados en el amor, ¿Cuánto has amado?, bueno, entonces si debemos creer que vendrá pero la muerte puede ser nuestro fin, la venida de Cristo, así que no podemos andar sólo existiendo, debemos tener motivos para vivir intensamente cada minuto de nuestra existencia, siendo fiel, servicial, tantas obras que me ayudarán a ir edificando mi cielo aquí en la tierra.
  • Ya nos estamos acercando al tiempo de adviento, este momento debemos vivirlo para si, no como cultura ni tradición, sino como un encuentro personal con quien esta dentro de ti y te invita a la conversión, Dios está viniendo a tu encuentro día a día, pero al final del tiempo ya no deberíamos tener temor, si nuestra comunión con él fue siempre, ¿Te estás preparando?¿ Que produce en tí este pasaje apocalíptico?¿Te motiva el final de los tiempos a ser mejor o a asustarte por lo que vendrá? Ya es hora de despertar y acercarnos a la fe que nos permite vivir con esperanza.

  PRÁCTICA DIARIA

  • Hablar del fin de los tiempos con fe y esperanza a quien me pregunte, dejando a un lado la fantasia.
  • Santa Isabel de Hungría nos dice «Siempre tenemos dos ojos para ver a los pobres, dos oídos para escucharlos, una lengua para consolarlos y pedir por ellos, dos manos para ayudarlos y un corazón para amarlos» 

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