VIERNES, Trigésimo Segunda Semana del Tiempo Ordinario (ciclo b) -15 de Noviembre, 2024

SANTO DEL DÍA

SAN ALBERTO MAGNO (1206-1280)

San Alberto nace en Lauingen (Alemania) cuando tenía dieciséis años, fue a estudiar la universidad a Padua, y al conocer a Jordán de Sajonia tuvo cierto interés por la vida religiosa, una vez vistiendo el hábito de los monjes lo enviaron a Colonia donde estaba la escuela más relevante de la Orden, los estudiantes que tenía a su cargo eran tantos que decidió dictar clases en la plaza pública que hasta el día de hoy lleva su nombre, entre quienes fueron sus pupilos se encuentra Santo Tomás de Aquino, a ellos se les debe que la escolástica alcanzó la madurez exacta, años más tarde fue elegido superior provincial de Alemania, abandono la catedra para estar más al pendiente de las comunidades que se le había confiado, caminaba las regiones para mendigar comida y hospedaje. Luego fue nombrado Obispo de Ratisbona, fue humilde y despegado de las cosas materiales, allí duró dos años, tiempo después renunció del cargo de obispo para dedicarse a la Orden y a dictar clases en Colonia, antes de su muerto construyó su tumba y rezaba todos los días el oficio de difuntos, recibe el titulo de Magno y de Doctor Universal de la Iglesia.

Evangelio del día

San Lucas 17,26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?».
Él les dijo:
«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

Palabra del Señor

  • ¿En que tiempo te encuentras en este día? ¿En el tiempo de Noé o de Lot?, en la vida andamos sin esperanza, estamos un poco distraídos, sin pensar en lo más mínimo en la venida de Jesucristo, muchas personas viven sembrando temor de aquel día, el fin del mundo puede suceder en cada uno de nosotros, que nos despierta a iniciar nuestro camino de conversión, es por decirlo así un cataclismo que nos hace valorar la vida y que estamos haciendo con ella.
  • Han pasado muchas personas anunciando que el fin del mundo se aproxima, por las redes sociales escuchamos anuncios de lo que ocurre en estos tiempos son las señales del fin de la humanidad, pero no te has puesto a pensar que no se trata de tener miedo a la venida de Jesucristo, sino que más bien el Evangelio tiene como finalidad llenarnos de esperanza, que no vamos solo hacer castigados o premiados, sino que veremos los frutos de las opciones que hemos tomado en la vida unida a nuestro camino de fe.
  • ¿Has pensado alguna vez porque Jesucristo no nos dijo ni el día ni la hora de su venida?, tiene un fin y es hacernos esperar para anhelarlo más, claro esta, que si camino con él, pero si me relajo en este mundo temporal desviviéndome por una vida terrena, no buscando la vida eterna, su venida me sorprenderá con dolor y tristeza, para quienes son verdaderos cristianos este “fin del mundo” no debe darle temor sino alegría de poder encontrarse con el rey de reyes, así que la invitación es muy directa, caminar muy bien en la dirección de Cristo, teniendo fe y esperanza.

  PRÁCTICA DIARIA

  • Hoy retomaré aquella acción que me esta edificando en mi camino a la santidad, para vivir confiado(a) en Jesucristo.
  • San Alberto Magno: “Darse a sí mismo como alimento es signo del máximo amor” refiriéndose a Jesucristo.

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