
SANTO DEL DÍA
SAN ARTEMIDE ZATTI (1880-1951)
San Artémide nace en Boretto (Italia), sus Padres eran campesinos, a sus nueve años colaboraba en los oficios de la granja de la familia, la posición económica era insuficiente así que deciden emigrar a Argentina, estando en este país San Artémide comenzó asistir a una parroquia salesiana, en él se fue despertando el deseo de la espiritualidad de la congregación que había fundado San Juan Bosco, tiempo después fue escogido como aspirante de la Orden en Bernal cuando tenía veinte años de edad, allí se le confió el cuidado de un joven enfermo de tuberculosis, se contagió, estando aún en el hospital pidió a Santa María Auxiliadora que si se sanaba se dedicaría a los enfermos, luego de recuperado se encargo de los enfermos hasta tal punto que se encargó de la Institución sanitaria, graduado enfermero se dedicó de lleno aquellos en los que veía el rostro de Cristo sufriente, contagiaba de su alegría a médicos, enfermeros, administradores, su vida espiritual le hacia ver su oficio como un servicio de amor, años más tarde tuvo un accidente cayéndose de unas escaleras, al estar en recuperación se dieron cuenta que tenía cáncer hepático y duro un año más muere por su enfermedad.
Evangelio del día
San Lucas 17, 11-19
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- Hoy en día casi la mayoría de las personas nos quejamos por no tener aquello que anhelamos, dinero, el trabajo soñado, el esposo o la esposa ideal, la familia perfecta y así un sin numero de deseos, pero como en el evangelio de hoy muy pocos somos capaces de agradecer a Dios lo que somos y lo que tenemos. Quien agradece a Dios por respirar cada mañana entiende que el hoy es un regalo que se debe vivir intensamente, dejando el absurdo pensamiento de querer lo que codiciamos, pues si nos somos felices con lo que tenemos mucho menos lo seremos con lo que podamos llegar a conseguir.
- Un día una persona dijo desilusionada “Dios a mi no me ha dado nada de lo que le he pedido” y otra amiga suya le pregunto, ¿venderías una mano por diez millones?¿o un ojo por veinte millones?, ella respondió de ninguna manera, entonces su amiga le dijo si vez, Dios te ha dado todo y no has dado gracias, no te has dado cuentas de los dones recibidos, ¿Cuántos desearían pagar por obtener la salud?, y todo lo que tienes salud, una familia, todo tu cuerpo entero, es la verdadera riqueza.
- La gratitud es una manifestación del reino de Dios, es una virtud que nos permite detenernos y saber que Dios esta obrando y transformando nuestra vida, ¿Cuántas veces has acudido a Dios recibiendo lo que pedías y te has olvidado no solo de dar gracias sino de regresar a su encuentro? , Dios debe estar siempre en nuestra vida en nuestro caminar, ser agradecidos es una invitación a creer que todo lo que poseemos y somos es una bendición que viene de Dios Padre.“Acostúmbrate a elevar tu corazón a Dios, en acción de gracias, muchas veces al día. Porque te da esto y lo otro. Porque te han despreciado. Porque no tienes lo que necesitas o porque lo tienes. Porque hizo tan hermosa a su Madre, que es también Madre tuya. Porque creó el Sol y la Luna y aquel animal y aquella otra planta. Porque hizo a aquel hombre elocuente y a ti te hizo premioso… Dale gracias por todo, porque todo es bueno”. – San Josemaría Escrivá
PRÁCTICA DIARIA
- Desde hoy daré gracias a Dios por cada cosa que suceda en mi vida diaria buena o mala, porque cada suceso hace parte de mi crecimiento personal y espiritual.
- San Artemide nos dice: “A Nuestro Señor hay que darle lo mejor”