
SANTO DEL DÍA
SAN MARTÍN DE PORRES (1579-1639)
San Martín nació en Lima (Perú) nace mulato, hijo de Juan Porres y Ana Vásquez, fue hijo bastardo junto a su hermana Juana, su Padre los reconoció pasado algún tiempo y los llevó a Guayaquil, luego San Martín regresa a Lima, fue aprendiendo el arte de curar, pues en su tiempo la pasaba con un medico Español de quien aprendió muchas cosas, también trabajó de barbero muchos venían a pedir su ayudo incluyendo aquellos pobres que no podían retribuirle con dinero, su servicio social era intachable y constante, además tenía el don de consejo para orientar incluso al Virrey y al arzobispo en temas complicados. Sus oraciones trascendían a tal punto que quedaba en éxtasis y levitaba dicho por algunos que presenciaron esta conducta, se relacionó con los monjes Dominicos del Rosario con quienes se ofreció como donado(que no está consagrado como fraíle pero se pone al servicio de la orden y utiliza hábito), allí vive en extrema pobreza, ayudando a los más pobres, curando enfermos, violó la disciplina de la ley curando a un enfermo en su celda, logró junto con el Virrey el Arzobispo fundar un Asilo y una casa para huérfanos donde se les formaba para que amaran a Jesucristo, curó a muchos al mismo tiempo lo que se llamaría bilocación sobrenatural ( Una persona está en varios lugares al mismo tiempo), fue también compasivo con los animales los curaba y los alimentaba, murió de una simple fiebre, pidió perdón a sus Frailes y se fue al encuentro del Padre Celestial.
Evangelio del día
San Marcos 12,28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- En este domingo el Evangelio nos revela el mandamiento perfecto y definitivo anunciado por Jesucristo, la ley perfecta del amor, los escribas vivían su espiritualidad sujeta a normas y preceptos contenidos en la ley mosaica, porque cada quien las cumplía a su propia conveniencia y los mantenía esclavos, en cambio el amor a Dios y al prójimo son complementarios, es un requisito para acceder al reino de los cielos.
- ¿Cómo es la calidad del amor que siento en mi interior? ¿Realmente amo a Dios como lo digo de palabra?, a veces pensamos que amamos a Dios pero nuestros actos no reflejan lo que proclamamos a los cuatro vientos, son muchas las cosas que embotan nuestra persona, centramos nuestro ser en el amor a este mundo, y Dios ocupa el último lugar, pero es que para amar se necesita sentir, amar comprende tomar la iniciativa de querer agradar a nuestro creador y sólo nos pide amar sin medida. Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”. San Agustín de Hipona.
- Cuando nos disponemos amar a Dios, nuestra relación con los demás y con nosotros mismos será más llevadera pues entenderemos cada situación de esta vida a la luz del verdadero amor que es Dios, Jesús nos invita a amar, a donarnos por el otro, a querer el bien por nuestros semejantes estén cerca o lejos. Existen personas que se atreven a hablar de amor cuando nunca han tenido la experiencia única de conocer a quien es todo amor Jesús nuestro Señor.
PRÁCTICA DIARIA
- Contemplar el sagrado corazón de Jesús para aprender del verdadero amor.
- San Martín de Porres nos dice: «Cuando el Cielo aconseja: «da a conocer el Mensaje», tú no puedes propagar el Mensaje de Amor Santo si no lo vives primero»