SABADO, tercera Semana de Pascua (ciclo b) -20 abril, 2024

SANTO DEL DÍA

Santa Inés Nació en Montepulciano, (Italia), a sus nueve años pidió permiso a sus padres para irse a vivir en un convento, fue tanta la estimación que ganó de las superioras que le encargaron se encargará de atender las visitas teniendo catorce años, tiempo después en Montepulsiano decidieron crear unas casas para religiosas, pidieron que enviaran como superiora al nuevo convento a Santa Inés, pues ya era notoria su santidad y responsabilidad entregada a sus deberes, ella sin más demora acepta el cargo, un día pensando a que comunidad religiosa acogerse, tiene una visión en la que se encuentra en el mar, hay muchas barcas con santos, pero se siente acogida por Santo Domingo de Guzmán, y entonces comienza a andar con los dominicanos, Santa Inés para mortificarse dormía en el suelo y en una Piedra como almohada, San Raimundo cuenta que se elevaba por la oración ferviente, que oro mucho un día y la despensa que no había nada que comer se lleno, también que se le presento un ángel que le pidió beber el cáliz de Jesucristo, también veía a Jesús como niño.

Evangelio del día

San Juan 6,60-69

En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».

Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.

Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».

Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Palabra del Señor

  • Para muchos discípulos las Palabras de Jesucristo eran desafiantes ante quienes le escuchaban, tálves exageradas, o quizás un poco salidas de la realidad, o escandalo, pero aún así Jesús no deja de anunciar la verdad, no necesita la aprobación de nadie, sólo hace la voluntad del Padre, el Maestro insiste en que el hombre tenga vida en él, pues la carne no da vida.
  • El amor que Jesucristo ofrece, es el amor que trascienda la forma de vivir, una manera de vivir más intima en relación con el Padre Dios y con los hermanos, hoy en este Evangelio la respuesta de Pedro es sumamente acertada, solo las palabras que habían escuchado de Jesucristo podían ofrecer una vida eterna, una esperanza, un sentido para vivir y para existir, pero no antes sin experimentar el amor que penetra lo más profundo del ser, el amor de Cristo que es Espiritu y que da vida.
  • Como los discípulos de Jesús muchas veces intentamos creerle al Señor y obedecerle, pero nuestra falta de fe nos impide pensar que para conocer y amar a Jesús no se limita a nuestro propio parecer, sino que va más allá de nuestras expectativas, ¿Acaso queremos en ocasiones acomodar la Palabra de Dios a nuestra conveniencia ? ¿Pensamos que debemos agradar a otros para que se sientan cómodos en sus propios deseos, sin pensar en cumplir la voluntad de Dios?
  • Queridos hermanos no necesitamos en absoluto buscar la aprobación de nadie, la verdad es y será siempre, Jesús ya nos revelo en su Palabra una forma diferente de pensar según el Padre, en a que la ley del amor sobrepasa todo entendimiento, no andemos buscando una religión a la carta, sino acojámonos a las palabras de Jesús que ofrecen eternidad en la otra vida.

  PRÁCTICA DIARIA

  • Leer la Santa Biblia todos los días de mi vida para imitar a Cristo y ganar la corona que no se marchita.
  • Santa Inés a la hora de su muerte dijo a las religiosas: “Si en verdad me aman, alégrense de que voy al Padre Dios a recibir su herencia eterna. No se afanen que desde la eternidad las encomendaré siempre”.

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