
SANTO DEL DÍA
SANTA CATALINA DE SUECIA (1331-1381)
Santa Catalina desde muy niña fue enviada a la abadesa del convento de Riseberg para ser educada, pero en ella se manifestaba su deseo de mortificación y espiritualidad, por decisión de su Padre se casa con un noble de descendencia alemana, pronto convenció a su Esposo de guardar el voto de castidad, un día viaja a Roma para ver a su madre y en ese viaje se entera de la muerte de su querido esposo, así que desconsolada se queda al lado de su madre, es la casa madre de la Orden Brigidina, también llamada La Orden del Santo Salvador, Catalina manejó el convento con gran habilidad y vivió ahí en armonía con los principios impuestos por la fundadora escribió un trabajo devocional titulado “Consolación del Alma”.
Evangelio del día
San Marcos 15, 1-39
Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, hicieron una reunión. Llevaron atado a Jesús y lo entregaron a Pilato.
Pilato le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. Él respondió:
+ «Tú lo dices».
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
S. «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan».
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba extrañado. Por la fiesta solía soltarles un preso, el que le pidieran.
Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los rebeldes que habían cometido un homicidio en la revuelta. La muchedumbre que se había reunido comenzó a pedirle lo que era costumbre.
Pilato les preguntó:
S. «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.
Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.
Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?».
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. «Crucifícalo».
C. Pilato les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho?».
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. «Crucifícalo».
C. Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio— y convocaron a toda la compañía. Lo visten de púrpura, le ponen una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. «¡Salve, rey de los judíos!».
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacan para crucificarlo.
C. Pasaba uno que volvía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo; y lo obligan a llevar la cruz.
Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»),
C. y le ofrecían vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.
Era la hora tercia cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos».
Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz».
C. De igual modo, también los sumos sacerdotes comentaban entre ellos, burlándose:
S. «A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos».
C. También los otros crucificados lo insultaban.
C. Al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona, Jesús clamó con voz potente:
+ «Eloí Eloí, lemá sabaqtaní?».
C. (Que significa:
+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. «Mira, llama a Elías».
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:
S. «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo».
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- Jesús se entrega ante aquellos que durante su vida pública lo habían acusado de blasfema, por haberse declarado hijo de Dios, hoy el Evangelista menciona todo lo que Jesucristo tuvo que padecer por amor a la humanidad, se hizo hombre para mostrarnos no solo su amor sino el amor del Padre, fue avergonzado y expuesto a la burla pero nada de esto era tan importante como dar la vida por sus amigos.
- Para sus perseguidores era un triunfo ver morir a quién fue una piedra en el zapato para ellos, pues sus intereses estaban por encima de quien era el Mesías, porque Jesucristo no vino solo a salvarnos sino a traer la verdad, la verdad que haría libre a la humanidad de la esclavitud del pecado.
- Hoy inicia la semana santa en la que viviremos la Pasión, muerte y resurrección del Señor, y en donde cada uno debe vivirla de forma personal, sabiendo que por la muerte en la cruz de Jesús podemos el día de hoy ver tan magnifica prueba del amor de Dios.
- El evangelio de la entrada en Jerusalén, con la procesión y los ramos, que alababan a Jesús nos debe motivar para vivir la gran semana del cristianismo, introducirnos en la tradición que mantiene viva la fe de todos los fieles y nos hace mejores seres humanos, ya preparados por cuarenta días dispongamos nuestros corazones para vivir el triduo pascual y sentir el amor de Dios cerca de nuestra vida que nos impulsa a amar y alcanzar la vida eterna.
PRÁCTICA DIARIA
- Asistir a Misa de Domingo de Ramos, llevar no un ramo sino un árbol que al bendecirse lo utilicemos para transformar no solo nuestra vida sino también la tierra en la que habitamos y debemos cuidar.
- Como Santa Catalina de Suecia busquemos no nuestros deseos e intereses particulares sino nuestra salvación que se obtiene en la búsqueda de Dios en cualquier etapa de nuestra vida.