DOMINGO, Sexta semana del tiempo Ordinario (ciclo b) -11 febrero, 2024

SANTO DEL DÍA

Hoy la Iglesia Católica celebra la aparición de Nuestra Señora de Lourdes a tres jovencitas Bernadette Soubirous, ( 14 años), su hermana Marie Toinete,( 11 años) y su amiga Jeanne Abadie, ( 12 años), que un día al salir de sus casas a recoger leña, Bernardette escucha un murmullo observando asombrada la silueta de una joven vestida de blanco con el rosario en sus manos, ella fue y comenzó a rezar pero inmediatamente desapareció, así ocurrió durante cinco meses, mucha gente supo de esta aparición e iban con la niña a rezar pero la Virgen sólo se le aparecía a ella, fueron muchas las ocasiones en que la niña fue burlada, pero ella ferviente se mantuvo firme a la petición de la Madre del cielo hacerle una capilla en aquella gruta, luego más adelante esta joven ingresa a la orden religiosa de las enfermeras y muere de treinta y cuatro años.

Evangelio del día

San Marcos 1,40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».

Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero: queda limpio».

La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».

Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

Palabra del Señor

  • En el Evangelio de este día una vez más el Maestro sana, devuelve la dignidad a un hombre atado con la enfermedad de la lepra y discriminado por la comunidad, quien padecía de esta enfermedad estaba contaminado a causa del pecado según la ley, este leproso se arrodilla con confianza ante quién él sabia que lo sanaría, deja hablar a Jesucristo y es cumplido su anhelo, la expresión de Jesús “Quiero queda limpio” es una manifestación de su autoridad mesiánica, es Dios y tiene control del hombre y se cumple todo según su voluntad.
  • Jesucristo no tiene miedo de contaminarse, él ve el corazón de los marginados, escucha su suplica y devuelve aquello que se ha perdido, la sanación no solo del cuerpo se había dado en aquel hombre también la purificación de su alma, a este leproso no le importó más que reconocer en Jesús a su salvador, ya no valía ley, valía el amor de Dios para con él. Jesús también advierte de presentarse ante los sacerdote pues como judío comprendía las leyes judaicas y sabe que son necesarias.
  • Las lepras de nuestra vida, el odio, el dolor, la enfermedad, la soledad, etc, nos aprisionan y debilitan nuestra voluntad, cuando vienen los momentos en que somos puestos aprueba nuestra confianza no está en Jesús, porque hemos moldeado nuestra persona fuera de la gracia que proviene de Dios, es Cristo mismo quien nos busca, que llama nuestra atención, y no comprendemos que lo hace a través de nuestras cruces de día a día que mal vistas por nosotros son oportunidades para acercarnos aquel que es todo amor, aquel que tiene el poder de sanar nuestras heridas. Rechazar a nuestros hermanos olvidados y marginados no es lo que Jesús quiere que hagamos, más bien nos invita a mirar en el otro sus miserias y compadecernos como él lo hizo, a amar y servir a quienes han perdido el horizonte es un acto de bondad y respuesta a su inconmensurable misericordia.
  • Debemos agradecer a Dios siempre por tantas oportunidades y regalos que a diario nos da  y que pasamos desapercibidos, despertar en la mañana, tener salud, ser quien soy y tener un nombre es ya un testimonio de su amor y fidelidad hacia nosotros, él nos devuelve una y otra vez nuestra dignidad de hijos de Dios, así caigamos, así nos empeñemos en hacer el mal, su pensamiento siempre amante nos sostiene y nos purifica a profundidad para presentarnos dignos ante Dios.

  PRÁCTICA DIARIA

  • Visitar un enfermo y hablarle del amor de Jesús, enseñarle que las enfermedades son cruces que debemos llevar con amor.
  • Nuestra Señora de Lourdes nos motiva a buscar a su hijo amado, a creer en él y aceptar la sanación que ofrece a nuestras vidas.

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