
SANTO DEL DÍA
SAN JOSE DE LEONESSA (1556-1612)
San José nació en Leonessa (Umbría, Italia), fue un fraile capuchino muy amable, humilde, se mortificaba, y comía pan y agua por tres días seguidos, siempre se le veía predicar con un crucifijo en la mano, fue enviado como misionero a Turquía, ahí animaba a los esclavos enseñándoles el amor a Jesucristo, por ese entonces se presentaba una peste en aquel lugar, fue contagiado pero recobro pronto la salud, también convirtió muchos herejes y predicó a los musulmanes exponiéndose a la ley de Turquía, dos veces fue preso, y luego condenado a muerte por anunciar la fe en Jesús, fue torturado por horas y puesto en una horca, fue desterrado, se dirige a Venecia, y entonces decide regresar a Leonessa, para retomar sus labores pastorales, pero un tumor le da mucho sufrimiento, lo operan dos veces pero a la tercera no soportó y muere de cincuenta y ocho años felizmente habiendo cumplido su misión.
Evangelio del día
San Marcos 1,29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- En este Domingo Jesucristo se dedica a sanar, a liberar, el cumple con su tarea de Mesías, trabaja en la expansión del Reino con esfuerzo y dedicación, cada milagro que hizo fue el desarrollo de su vida pública, las gentes lo buscaban para obtener un beneficio pero no porque reconocieran al mismo Dios entre ellos, Jesús nunca se canso de manifestar su amor a los más necesitados siempre había una mirada de compasión para ellos.
- Jesucristo busca en la oración las fuerzas para continuar su misión, siempre en cada decisión o en cada evangelización en cualquier lugar oraba, su comunicación con su Padre era indispensable para equilibrar el tiempo de sus jornadas para la misión, trabajo y oración, además su afán por querer pasar desapercibido es una actitud constante en él, a Jesús no le interesaba la fama, le importaba que la gente se convirtiera a través de estos milagros y reconocieran el amor misericordioso del Padre Celestial para con la raza humana.
- ¿Cómo Jesús destinamos tiempo para orar o nos sumergimos en una vida de trabajo?, debemos quitarnos la ceguera del tener y tener, eso no nos salvará es cierto que muchas cosas de las que hacemos para nuestro sustento diario son importantes, pero no es nuestro objetivo ser esclavos del trabajo, debemos utilizarlo como medio más no como fin, busquemos la sabiduría de Dios que nos permite regalar tiempo a Dios para comunicarnos con él, sin descuidar mis tareas cotidianas.
- El ser humano muchas veces tiene que ver para creer, ver milagros para tener fe en Jesús, no podemos ser tan incrédulos ni mucho menos interesados, debemos plantear una fe en Dios basada en la esperanza de que si hacemos el bien seremos salvados, como Jesucristo esmerémonos por trabajar más para Dios que para el mundo, ayudemos a ganar almas para el Señor, no seamos flojos sino diligentes, dispuestos a donarnos y manifestar el amor de Dios por doquier.
PRÁCTICA DIARIA
- Disponer de hoy en adelante tiempo para orar, en la mañana y por la noche, tiempo para ir a misa, e ir hacer caridad, ¡ animo si se puede!
- San José de Leonessa me enseña que si los hombres imprimieran las virtudes en sus corazones cada uno de ellos sería el libro abierto del mensaje evangélico.