
SANTO DEL DÍA
SAN BASILIO MAGNO (329-379)
San Basilio nace en Cesárea(Capadocia, Asia Menor), su familia cristiana sufrió la persecución, y San Basilio pasó su infancia con su abuela Santa Macrina en el campo, sus estudios los terminó en Atenas junto a San Gregorio Nacianceno quien era su amigo, tiempo después regresa a Cesárea a estudiar retórica, luego al bautizarse se ofreció al servicio de Dios, comenzó a visitar monasterios para observar la vida religiosa, y después al sumársele discípulos fundó un monasterio en Asia Menor. Luchó contra los arrianos (doctrina que sostiene que Jesús no es Dios), ordenado diácono, después sacerdote comienza la defensa contra los herejes que perseguían a los cristianos, en esa época en Cesárea atravesaban sequia y hambre, San Basilio vende sus bienes y los reparte a los más necesitados. Años más tarde al morir Eusebio, San Basilio fue elegido Arzobispo en ese entonces el emperador Valente perseguía a los cristianos y enviando al Perfecto Modesto para convencer al santo de desistir, San Basilio le respondió que se mantendría firme, que si lo desterraba Dios estaría con él a donde fuera, entonces el emperador al firmar la carta de destierro la pluma falló tres veces, desde ese momento entendió y prometió no meterse con los asuntos de la Iglesia de Cesárea, tiempo después una nueva lucha por la división de su arquidiócesis en la que le tocó acceder, pero sin embargo su vida pastoral continuó predicando en las mañanas y por las tardes, y sus luchas por defender la fe católica parecía no tener resultados, años más tarde estando en su lecho de muerte a los cuarenta y nueve años el emperador Valente fue herido y Graciano tomó su lugar el arrianismo llegó a su fin.
Evangelio del día
San Juan 1,19-28
Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?»
Él confesó y no negó; confesó:
«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
Él dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?».
Respondió: «No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».
Él contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- En este pasaje bíblico aparece Juan Bautista como protagonista o más bien como testigo de Jesucristo, la respuesta de Juan a quienes le preguntaban quien realmente era, no fue de orgullo precisamente sino de humildad mostrando el señorío del Rey de reyes, porque su finalidad no era ser conocido él sino dar a conocer a Jesús. Los Fariseos sentían inquietud de las acciones de Juan, y querían cerciorarse de aquel de quien tanto hablan, ellos temían de que su poder en la Iglesia fuera quitado más que reconocer al verdadero Mesías.
- Juan expone ante los incrédulos la expresión “no soy yo” para que muchos entiendan que vendrá Jesús, la ceguera de los fariseos no les permitía interpretar sus palabras, Juan insiste en dar a conocer a Jesucristo, manifestándose como testigo de la luz que es Cristo, sus obras no eran más que el testimonio de quién sería el rey de Israel.
- Muchas veces en esta realidad, nuestra ceguera nos impide reconocer a Jesús en nuestro caminar diario, somos inquietos de experimentar el amor de Dios, pero ahí queda en la duda en la incertidumbre no trasciende hasta llegar a la acción, queremos pero nuestro interés por las cosas de este mundo es más fuerte. La humildad de Juan nos debe inquietar a imitar sus pasos, ¿En estos momentos de nuestra vida somos testigos fieles de Jesús? ¿ Somos sus servidores?, el orgullo nos impulsa a mostrar nuestros talentos, nuestras habilidades, a ser reconocidos y admirados por muchos, opacando la luz de Jesús, reconociendo mis propias fuerzas y no las de Dios que me sostienen en mi caminar diario.
- En el instante en que nos importe dar a conocer a Jesús mostrándolo como a la única persona de la cuál debemos depender, ese día entenderemos que tenemos dignidad gracias a él, que somos todo gracias a su misericordia. Queridos hermanos el Dios que tu y yo conocemos tiene poder es rey ahora y desde siempre, debemos tener la valentía y el coraje de anunciarlo con nuestro vivir diario en el amor.
PRÁCTICA DIARIA
- Visitar un hogar humilde, para ser testigo de la luz que es Jesucristo.
- San Basilio nos dice: “La presencia de Dios es un remedio contra todos los vicios”