MIERCOLES, trigésimo segunda semana del tiempo ordinario (ciclo a) -15 noviembre, 2023

SANTO DEL DÍA

SAN ALBERTO MAGNO (1206-1280)

San Alberto nace en Lauingen (Alemania) cuando tenía dieciséis años, fue a estudiar la universidad a Padua, y al conocer a Jordán de Sajonia tuvo cierto interés por la vida religiosa, una vez vistiendo el hábito de los monjes lo enviaron a Colonia donde estaba la escuela más relevante de la Orden, los estudiantes que tenía a su cargo eran tantos que decidió dictar clases en la plaza pública que hasta el día de hoy lleva su nombre, entre quienes fueron sus pupilos se encuentra Santo Tomás de Aquino, a ellos se les debe que la escolástica alcanzó la madurez exacta, años más tarde fue elegido superior provincial de Alemania, abandono la catedra para estar más al pendiente de las comunidades que se le había confiado, caminaba las regiones para mendigar comida y hospedaje. Luego fue nombrado Obispo de Ratisbona, fue humilde y despegado de las cosas materiales, allí duró dos años, tiempo después renunció del cargo de obispo para dedicarse a la Orden y a dictar clases en Colonia, antes de su muerto construyó su tumba y rezaba todos los días el oficio de difuntos, recibe el titulo de Magno y de Doctor Universal de la Iglesia.

Evangelio del día

San Lucas 17,11-19

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios.
Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo:
«No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

Palabra del Señor

MEDITACIÓN

  • En este pasaje bíblico Jesús sana a unos leprosos, no exige de ellos agradecimiento alguno, sino que se queda admirado de que no se dieron cuenta del gran cambio que la sanación había hecho en sus vidas, no vieron que al ser liberados de la lepra también lo había hecho de su vida pasada, Jesús hacia los milagros en quienes le pedían fueran curados, no simplemente para devolverles la salud, sino para que reconocieran la gloria de Dios que da mucho más que sanación. Uno de los sanados era Samaritano, y fue el que agradeció y esto porque aun no había experimentado el amor del Maestro ni estaba regido por las leyes, entonces él se encontró diferente y reconoció a Jesús como salvador.
  • Jesús quiere que el ser humano no solo sea agradecido sino que vuelva a Dios, el Maestro miraba con compasión a todos sin excepción, los sanaba pero quería una respuesta agradecida de querer cambiar, de querer buscar a Dios desde lo más profundo de su ser, reconociendo el poder de su Dios y regresando a él que es la fuente de la vida.
  • En la actualidad nosotros siempre estamos dispuestos a pedir favores, pero para agradecer nos cuesta, muchas veces hacemos oraciones a Dios con una lista de peticiones interminables, y nos olvidamos de agradecer lo que poseemos que es mucho e inmerecido por nuestra humanidad pecaminosa, Jesús nos invita a la gratuidad que nos permite agradecer siempre desde el inicio del día por nuestra vida, nos quejamos por cosas insignificantes y hacemos una bola de nieve que en comparación con las cosas graves que sufren otras personas no es nada, despertemos y démonos cuenta que estar hoy ya es mucho, que debemos estar felices de una vida que Dios nos da y un camino que debemos recorrer sirviendo y amando a todos por doquier.
  • Cuando somos sanados o obtenemos un milagro de parte de Dios, nos olvidamos de seguir orando, porque nuestra vida se basa de momentos, de emociones, no de constancias, no seamos ingratos y volvamos a Dios siempre en las buenas y las malas, siempre con él, nunca veremos el mundo de otra manera, aprendamos a ver en cada situación de esta vida una oportunidad de cambio, sintámonos nuevos, y como el leproso podamos sentir algo diferente en nosotros cuando tengamos una experiencia con Jesucristo, no nos alejemos, al contrario seamos persistentes en la fe y caminemos de su mano agradecidos de habernos salvado.

  PRÁCTICA DIARIA

  • Hoy daré gracias a Dios y a quienes han contribuido en mi desarrollo integral como ser humano en esta tierra, a mis Padres, a quienes me rodean.
  • San Alberto sembró en muchos conocimiento de Dios y hoy nos motiva a dejar huellas de amor de Jesucristo en los demás.

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