
SANTO DEL DÍA
SAN JUAN CRISÓSTOMO (349-407)
San Juan nace en Antioquía, fue educado en la religión por la madre santa Antusa, desde joven vivió una vida monástica en su casa, muerta Antusa decide ir a estar solo a una cueva con quebrantos de salud, años más tarde es ordenado diácono y sacerdote, luego decide dedicarse a colaborar en el gobierno de la iglesia antioquena, su especialización era la predicación, su preocupación como buen Pastor y moralista era transformar vidas más que predicar el mensaje de Jesús, sobresalía en la oratoria y la cultura. Tiempo después sucede al patriarca Netario en la cátedra de Constantinopla. Inició una actividad Pastoral y organizativa en la capital del imperio de Oriente, donde realizó exhortaciones a monjes perezosos y a eclesiásticos amantes de riquezas, fundó hospitales, evangelizó a campesinos, sus escritos basados en el sacerdocio, sus sermones duraban más de dos horas, era un gran predicador, pero nunca se supo cuidar de quienes le hicieron la guerra, desterrado y en su último viaje murió.
Evangelio del día
San Lucas 6,20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados!, porque tendréis hambre!
¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- En este Evangelio Jesús invita a quien le escuchan a ser hombres y mujeres dichosos con el servicio a los hermanos, despojarse del mundo materialista para vivir la verdadera felicidad que se basa en negarse así mismo para donarse por completo a Jesús. Las bienaventuranzas son formas de vivir al ejemplo de Jesucristo que permite poner los ojos al cielo y vivir en este mundo haciendo la voluntad de Dios conscientes que la recompensa será grande en su reino de amor.
- Pero también Jesucristo le advierte aquellos que gozan felicidades naturalistas y temporales, aquellos que el orgullo los ha envuelto, para que reflexionen, dejen de buscar su propio bienestar y busquen el de los demás. Jesús expresa pena para quienes piensan en si, para quienes se acomodan ignorando el sufrimiento de los hermanos.
- En esta vida lo que debemos procurar es buscar los bienes de arriba, esmerarnos por alcanzar el cielo y por ser salvados, sufriendo con los demás y ayudándonos mutuamente en la construcción del reino, las bienaventuranzas deben ser para nosotros reglas de oro que nos mantengan firmes sin desviarnos del camino que nos conduce a Jesucristo.
- Cumplir con las bienaventuranzas nos hará seres dichosos y cada sufrimiento acá en la tierra será un premio en el cielo, debemos llevar nuestra cruz de cada día con dignidad y amor pues seremos recompensados, no seamos parte de este mundo sino que viviendo en él la luz de Cristo ilumine mi camino y el de otros. No busquemos el aplauso de este mundo sino el rechazo que será signo de que estamos con Jesús, pues sepamos que primero lo odiaron a él , pero nos enseña que seremos vencedores por medio de su nombre y participes de la patria celestial.
PRÁCTICA DIARIA
- Cumplir las bienaventuranzas que nos harán hijos de Dios y herederos del cielo
- Como San Juan Crisóstomo entreguemos nuestra vida al servicio de Jesucristo sin importar el día que dejemos este mundo, sino contando con las obras que hayamos dejado.