VIERNES, undécima semana del tiempo ordinario (ciclo a) -23 junio, 2023

SANTO DEL DIA

SAN JOSÉ CAFASSO (1811-1860)

San José Cafasso fue un sacerdote piadoso en Turín, gran amigo y patrocinador de la vida religiosa de San Juan Bosco, desde muy pequeño encamino su vida a la piedad, ordenado sacerdote a sus 21 años de edad se dedicó a instruir a quienes estaban preparándose para ser presbíteros, siempre se esmeró por enseñar la sana doctrina  con dedicación y entusiasmo a quienes emprendían el camino del apostolado, se considera uno de los mejores formadores del siglo19, instruyó a más de 100 sacerdotes, entre ellos Don Bosco a quien le consiguió becas para que terminara sus estudios, incluso fuera a Convictorio donde él había estudiado también. Fue un gran devoto de la virgen María y tenía como modelos de imitar a San Francisco de Sales y San Felipe Neri, a sus aprendices los llevaba a las cárceles para que fueran testigo de cuan olvidados estaban los criminales y cuanta necesidad de Dios allí se veía, fue en estas visitas donde suscito la misión que años más tarde emprendería San Juan Bosco, este gran santo muere y la oración fúnebre de su entierro la realiza su gran amigo Don Bosco.

Evangelio del día

San Mateo 6,19-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los roen, ni ladrones que abran boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro allí estará tu corazón.

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».

Palabra del Señor

MEDITACIÓN

  • Una vez más los discípulos escuchan las enseñanzas de Jesús, en esta ocasión el Maestro resalta la importancia de construir para la vida eterna, de obrar el bien y no trabajar en vano por las pasajeras, que tarde que temprano ya no existirán, insiste que el pensamiento del hombre basado en acumular riquezas se desvía de la meta que Dios ha trazado para que se salve, poniendo su confianza en un mundo materialista, donde la seguridad no es garantizada para quien decide tomar este rumbo, Jesucristo advierte del final desastroso que esto conlleva, en cambio nos propone desgastarnos e invertir nuestra vida en acciones que nos ayuden a ganar el cielo. Jesucristo habla en un lenguaje figurado, refiriéndose a la polilla y los ladrones como  las consecuencias de las malas obras, la destrucción del alma si insistimos en hacer el mal por conseguir cosas terrenales, aborrecer el apego material es ya una iniciativa de querer obtener el Reino de Dios.
  • Jesús sabe que un corazón motivado es el motor que impulsa a buscar aquello que se anhela y desea, por eso invita a que la prioridad primordial del ser humano sea  encontrar el verdadero tesoro que llenará de luz su existencia y es Dios. Cristo centra su enseñanza en explicar que la visión señala el objetivo a seguir, percibe el exterior, y enfoca lo que cautiva a la persona, si la mirada es puesta en la oscuridad, la ausencia de la luz causara caos, el obrar no será más que destrucción a su paso, pero si es la belleza de la claridad que observamos, esta  disipa las  tinieblas el bien será el proceder y la eternidad nuestro objetivo.
  • Nuestra atención está puesta en lo terrenal, eso es lo que nos vende el mundo y nos motiva a seguir sus pasos,  la visión enfocada en  la oscuridad  solo garantiza una mirada perdida y vacía, pues la luz que Jesús ha puesto en nuestro corazón se va agotando, y es allí donde él se nos revela como la luz verdadera que guía nuestro caminar por senderos de esperanza, cuando en nuestra  vida las tinieblas gobiernan nuestra persona no dejo que Cristo mismo entre y las disipe, pues al acercarnos nos alejamos más y más  de su amor incalculable. Si queremos encontrar a Jesús en este mundo oscuro debemos inundarnos de su luz y así poder ser luz para muchos.
  • Nuestra sed de hallar riquezas solo nos conduce a perder nuestra salvación, en todo momento estamos preocupados por obtener más de lo que realmente necesitamos, llevándonos por delante a nuestros hermanos con tal de conseguirlo, desgastando nuestra vida y evadiendo lo que si tiene valor y es ganar el cielo. Nuestros esfuerzos deben estar en trabajar por alcanzar el Reino de los cielos y motivar a los demás que también lo hagan, porque si queremos estar con nuestro Señor debemos invertir nuestro tiempo y nuestra vida a expandir su mensaje y a obrar siempre el bien, aunque sabiendo que suplir nuestras necesidades diarias es importante, lo ideal es no dejar que estas se conviertan en un eje fundamental en mi vida,  sino que buscar los bienes de arriba sea lo esencial en mi paso por esta tierra. 

PRÁCTICA DIARIA

  • Ofrecer mis servicios en la Iglesia como misionero, visitar hogares motivándolos en la fe, hacer caridad, ser parte del servicio pastoral de mi parroquia, ser parte de movimientos espirituales que vayan de acuerdo a mis carismas.
  • Quienes querían obtener el sacramento del sacerdocio fue una de las motivaciones que el corazón de San José Cafasso lo impulso a querer emplear todos sus esfuerzos a trabajar sin cansancio en aquellos a quien Dios había llamado, que como él invertir mi vida al servicio de la formación espiritual de mis hermanos, permita dejar huellas de luz que motiven a otros a experimentar el amor de Dios.

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