VIERNES, Décimotercera Semana del Tiempo Ordinario,04 de julio,(Ciclo c)

SANTO DEL DÍA

Evangelio del día

San Mateo (9,9-13)

En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».

Él se levantó y lo siguió.

Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».

Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

Palabra del Señor

  • Jesucristo se enternece por nuestras fragilidades, Él llama a quien quiere sin importar sus pecados porque vino a salvar. Este llamado de sígueme, es para todos, para aquellos que se sienten solos, tristes, sin esperanza, para aquellos necesitados de la gracia de Dios.
  • En nuestra vida es fácil excluir y rechazar a quienes consideramos no dignos de estar en nuestra comunidad, Iglesia, Parroquia, solo porque piensa diferente, porque viste diferente, somos en ocasiones duros con nuestras actitudes, que alejan a quienes quieren encontrarse con el Señor, en cambio, hoy el Señor nos invita a tener misericordia y acoger aquellos que se han equivocado, nos enseña que nuestra misión es lograr que muchos se dejen cautivar por su amor incondicional, un amor que no exige, que no es interesado, que no se fija en el pecado sino en el pecador.
  • Debemos entonces reconocer la dignidad de cada persona, sin mirar su pasado, sin etiquetas, abramos los brazos a todo aquel que quiera tener la experiencia de sentirse amado por el Padre Dios, seamos una Iglesia que abre las puertas no para condenar, sino para levantar, convertir y transformar, para sanar corazones que estén dispuesto a llenarse del amor de Dios.

  PRÁCTICA DIARIA

  • Invitar a un amigo (a) que no haya tenido la experiencia de ir a misa, motivarlo para que busque a Dios atraves de la Eucaristía.
  • Santa Isabel de Portugal nos enseña “La verdadera riqueza está en ayudar a los más necesitados.”:

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