MARTES, Décimotercera Semana del Tiempo Ordinario,01 de julio,(Ciclo c)

SANTO DEL DÍA

San Aarón pertenecía a la tribu de Leví, fue hermano de Moisés le acompañara a lo largo y ancho del difícil desierto camino a la Tierra de Promisión, tenía el don de la elocuencia, en muchas ocasiones habló al Faraón en nombre de su hermano. Fue un gran apoyo a Moisés en los momentos cruciales, como por ejemplo, en el monte Horeb o Sinaí en el que Dios entregó al pueblo las tablas de la Ley, Aarón fue nombrado sumo sacerdote para ofrecer sacrificios a Dios por los pecados del pueblo. Le sucedió en el cargo su hijo Eleazar. A su muerte, lo enterraron en la cima del monte Hor.

Evangelio del día

San Mateo 8,23-27

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.

En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole:
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».

Él les dice:
«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».

Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:
«¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».

Palabra del Señor

  • Cada creyente a lo largo de su vida tendrá que pasar por dificultades, nadie está exento de ellas, pero para poderlas sobrellevar se necesita tener no solo fe en Dios sino una total confianza en Él. En muchas situaciones hemos podido experimentar el miedo, duda, en donde pareciera que Dios duerme, o está en silencio, pero es allí donde la fe se vuelve más fuerte aun en la prueba, en el desafío creer es seguir confiando, pues él que nos cuida es el dueño del universo.
  • La fe nuestra debe ser profunda, creer en el poder y la autoridad de nuestro Dios es el pilar fundamental para confiar, a medida que caminamos por este mundo abrumado podemos experimentar el amor de Dios en las dificultades, la fe va creciendo con nuestra madurez espiritual, cuando arraigamos nuestra vida a las promesas de Dios cada tempestad tiene su fin, porque con carácter no nos desesperamos sino que vemos el propósito de Dios en medio del caos, algo aprendemos, y algo mejoramos. Por último la paz de Dios se presenta no en la calma sino en los desafíos, conservar la paz en la enfermedad, en la muerte, en la escases, en la tribulación, es un signo de que confiamos plenamente en Dios, y en sus brazos eternos que nos sostienen.

PRÁCTICA DIARIA

  • Cualquier situación por dura que sea que estés atravesando, confiar en Dios, esta es una prueba que nos ayudará a tener una fe más profunda en Él.
  • San Aaraón nos enseña que caminar con Dios todo desafío es llevado con confianza y paz.

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