SABADO, Segunda Semana De Pascua,03 de Mayo- (ciclo c)

SANTO DEL DIA

Hoy se celebra en la Iglesia Universal la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Esta memoria, tiene como origen la conversión de Constantino el emperador Romano; tuvo un sueño antes de una batalla, con la Santa Cruz y escuchó una voz que decía: “con este signo vencerás”, se dispuso a colocar este emblema en todo su ejercito, al ganar la batalla, dejó de perseguir a los cristianos, y permitió la libertad de religión. Su Madre Helena, que era una mujer creyente en la persona de Jesús resucitado, había orado muchas veces por la conversión de su hijo, ante este acontecimiento extraordinario de conversión, ella se fue apresurada a Jerusalén en busca de la Santa Cruz, y la encuentra. Tiempo después inicia la construcción de una gran Basilica en honor al madero santo, donde estuvo clavado el Salvador del mundo.

Evangelio del día

San Juan 3,13-17.

En aquel tiempo Jesús dijo a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.

Palabra del Señor

  • Esta fiesta se celebra en la Iglesia, en pleno corazón de la Pascua, para recordarnos que el misterio del Nacimiento, Pasión, Muerte y Resurrección hacen parte de una misma revelación.
  • Con la Exaltación de la Santa Cruz, la Iglesia nos recuerda que las pruebas y afanes de la vida, ya están vencidas por la persona de Jesucristo que murió en este Madero Santo.
  • Cada Cristiano ante este Signo Sagrado, se debe postrar y confiar, porque esta Señal imborrable tiene poder, hoy, mañana y siempre. También nos recuerda, que un buen creyente jamás debe murmurar ante los acontecimientos dolorosos de nuestra existencia, antes por el contrario debe abandonarse como el Hijo de Dios en su Altar Sagrado, la Cruz.

PRÁCTICA DIARIA

  • Al persignarme debo tener la certeza de la protección de la Santísima Trinidad.
  • Porque el lenguaje de la cruz resulta una locura para los que se pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es poder de Dios”. 1 Corintios 1, 18.

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