MARTES, Segunda Semana De La Octava De Pascua,29 de Abril- (ciclo c)

SANTO DEL DIA

San Catalina nació en Siena (Italia), hija de padres virtuosos y piadosos, desde pequeña era piadosa y tenía un gran amor a Dios, consagra su virginidad en privado cuando tenía tan solo siete años, cuando ella estaba entrando en la juventud su Madre la motivaba para que arreglara su apariencia física y tuviera la idea de casarse, ella los complacía, vistiéndose elegante , luego ella al dejar toda aquella vanidad comienza a orar más constantemente encerrándose en una celda, y disfrutando de la soledad, pero sus Padres le imponían trabajos duros para distraerla de aquella vida piadosa, pero ella sobrellevó todo esto con dulzura y paciencia, acomodándose aquella vida continuó en comunicación con Dios, pasado algunos años su Padre le autorizó esta vida piadosa más abiertamente, asistía generosamente a los pobres, servía a los enfermos y daba consuelo a los afligidos y prisioneros, recibió el largo hábito blanco y negro deseado de la tercera orden de Santo Domingo, duró tres años en una ermita en total silencio, Santa Catalina experimentó lo que se denominaba un ‘matrimonio místico’ con Jesús, cuando ella estaba orando en su habitación, se le apareció una visión de Cristo, acompañado por Su madre y un cortejo celestial. Tomando la mano de Santa Catalina, Nuestra Señora la llevó hasta Cristo, quien le colocó un anillo y la desposó Consigo, manifestando que en ese momento ella estaba sustentada por una fe que podría superar todas las tentaciones. Para Catalina, el anillo estaba siempre visible, aunque era invisible para los demás, uno de los mayores logros de Santa Catalina fue su labor de llevar de vuelta el Papado a Roma a partir de su desplazamiento a Francia, tuvo una misión en la que Cristo le ofrecía dos coronas una de espinas y una de oro, así que ella escogió la de espinas, escribió muchas cartas y obras, muere cuando sus salud fue en decadencia.

Evangelio del día

San Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor

  • La oración de Jesucristo dirigida al Padre es una invitación a la humildad, pues Dios revela su mensaje a quienes le siguen de corazón aun sin ser sabios, la humildad nos permite entender los designios de Dios, entender que no hay redención sin cruz, y que las pruebas de esta vida no son más que pulidores de fe que nos hacen más fuertes para llegar al cielo. Quien es humilde sabe de cierta manera apreciar los misterios del Reino de Dios porque vive y manifiesta la experiencia con el creador.
  • En la actualidad pasamos por muchos momentos de estrés, depresión, ansiedad, las enfermedades del siglo presente, que nos alejan de Dios, pues no confiamos en la providencia divina, sino que vamos creando dependencia de personas y cosas materiales, desencadenando intranquilidad, miedos y desesperación, hoy Jesucristo nos ofrece un descanso permanente, que aunque todo vaya mal con Cristo a nuestro lado todo es más llevadero, si pensamos que con nuestras propias fuerzas venceremos el mal, estamos equivocados, no somos más que instrumentos de Dios y nos movemos por su gracia y voluntad, tomemos el ejemplo del Señor para llevar una vida en total santidad, que aunque tropecemos podamos levantarnos y seguir. ¿Qué clase de yugo quieres llevar?

PRÁCTICA DIARIA

  • Platicar todos los días con Jesucristo para que me ayude a llevar esta vida con humildad y mansedumbre, dejar que él me hable.
  • Santa Catalina de Siena nos dice: ““El amor más fuerte y más puro no es el que sube desde la impresión, sino el que desciende desde la admiración.”

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