JUEVES,-10 de Abril-Quinta Semana de Cuaresma (ciclo C)-2025

SANTO DEL DÍA

San Macario fue hijo de una familia cristiana armenia, educado por el arzobispo de Antioquia, tenía grandes virtudes, a tal punto que el arzobispo lo nombró sucesor tiempo después, era tan admirado en aquel lugar que decidió renunciar para no perder la humildad y se encamina a una peregrinación en Palestina, en ese sitio intenta convertir a sarracenos, por este motivo fue echado a la cárcel, atado de pies y manos y cargando una piedra pesada en su cuello, luego logra escapar, entonces decide ir al Oeste llegando finalmente a Flandes y, deteniéndose en Gante, fue recibido por monjes de San Bavón, después de un tiempo quiere regresar al este pero una peste que llegó a Gante, le motivó a velar por los enfermos, tiempo después muere y desaparece aquella peste.

Evangelio del día

San Juan 8, 51-59

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».

Los judíos le dijeron:
«Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?».

Jesús contestó:
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría».

Los judíos le dijeron:
«No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?».

Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy».

Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Palabra del Señor

  • La promesa de vida eterna que Jesucristo menciona en este evangelio influye profundamente en las acciones de nuestro diario vivir, teniendo siempre presente que la muerte es una realidad, nuestro modo de pensar y de ver el mundo cambia totalmente, pues pondríamos más amor en cada cosa que hagamos, cultivaríamos las virtudes entre ellas la humildad y la paciencia, nuestra persona sería testimonio vivo de la eternidad.
  • ¿Has pensado en el cielo? ¿En que hay después de la muerte? , no pensemos tanto, actuemos más en obras buenas que nos permitirán llegar hasta allá, como nos dice Santa Teresita del niño Jesús, “Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra”, nuestro trabajo en las cosas del Reino de Dios no es vano, existe una recompensa no temporal sino eterna, además no solo cambiamos el mundo y ayudamos a otros a encontrar esa vida eterna, sino que también vamos perfeccionando nuestro corazón, en un corazón más puro, más santo.
  • Si todos tenemos este pensamiento de que iremos al Padre, todo a nuestro alrededor se transforma, seremos todos un solo corazón. “Que pequeña me parece la tierra cuando miro al cielo” San Ignacio de Loyola

PRÁCTICA DIARIA

  • En nuestras oraciones diarias pedir a Dios nos permita tener una santa muerte para estar un día con él en la eternidad.
  • San Macario de Antioquia nos enseña que para ganar el cielo se debe entregar uno todo sin reservas.

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