JUEVES,-03 de Abril-Cuarta Semana de Cuaresma (ciclo C)-2025

SANTO DEL DÍA

Santa María nace en Egipto, según la tradición fue una mujer que desde muy pequeña se había entregado a los placeres sensuales de la vida, y no sólo ella se había corrompido sino había incitado a otros hacerlo, un día en el que se disponía a ir a tierra santa con unos peregrinos, solo con el fin de pasear, al momento de entrar al sepulcro una mano con gran fuerza la retiro del lugar por tres veces y le dijo: “Tú no eres digna de entrar en este sitio sagrado, porque vives esclavizada al pecado”. Ella se puso a llorar, pero de pronto levantó los ojos y vio allí cerca de la entrada una imagen de la Sma. Virgen que parecía mirarla con gran cariño y compasión, entonces ella llorando le dice: “Madre, si me es permitido entrar al templo santo, yo te prometo que dejaré esta vida de pecado y me dedicaré a una vida de oración y penitencia, entonces al intentar entrar al sepulcro le fue permitido, allí oro y pidió perdón, entonces escucho una voz que le decía: “En el desierto más allá del Jordán encontrarás tu paz”. María Egipcia se fue al desierto y allí estuvo por 40 años rezando, meditando y haciendo penitencia, durante 17 años vivió atormentada por la tentación de volver otra vez a Egipto a dedicarse a su vida anterior de sensualidad, Dios le revelaba muchas verdades sobrenaturales cuando ella estaba dedicada a la oración y a la meditación. Un sacerdote anciano llamado Zózimo le trajo la sagrada comunión un día jueves santo, prometiéndole volver el sábado de Pascua, pero al regresar la encontró muerta, le dejo un pergamino en el que escribía que murió el viernes, que orara por ella.

Evangelio del día

San Juan 5, 31-47

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.

Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.

Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.

Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis.

Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros.

Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibiréis.

¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».

Palabra del Señor

  • En muchas ocasiones de nuestra vida hemos querido afirmar nuestra fe, darle sentido a las cosas en las que creemos y la misión a la que hemos sido llamados, en pocas palabras queremos buscar la verdad, es Jesucristo la verdad revelada, la verdad es un regalo divino que viene de lo alto y se nos ha confiado, no podemos buscar la verdad, la verdad esta en tu interior, como nos dice San Agustín:  ¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por de fuera te buscaba.
  • Nuestra vida espiritual debe ser sincera nuestro cristianismo debe ser autentico, estamos llamados a ser portadores con humildad y convicción para anunciar a las gentes que la única verdad es Jesucristo, nuestra vida puede o no dar testimonio de la verdad, es el escenario que es testigo de la Palabra de Dios, nuestro actuar es la veracidad de nuestra fe en Jesús, ¿Somos coherentes con la verdad que predicamos, no solo de palabras sino de acciones?
  • La fidelidad a nuestra vocación en esta tierra, no busca la aprobación de nadie, sino solamente la de Dios, además debemos ser testimonios de la fe que profesamos en nuestra Iglesia, este pasaje nos invita a reflexionar como nuestras acciones diarias reflejan la verdad que se nos ha revelado y confiado, debemos entonces hacer la diferencia siendo coherentes en lo que creemos y hacemos.

PRÁCTICA DIARIA

  • Comenzar a poner en práctica la verdad que hemos aprendido en nuestra Iglesia principalmente en el amor y la misericordia.
  • Santa María de Egypto nos enseña a renunciar al pecado por una verdad que libera.

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