
SANTO DEL DÍA
SAN SOFRONIO (550-638)
San Sofronio nace en Damasco, sus Padres eran piadosos, fue profesor de retórica por eso recibe el nombre de “el escolástico” o “el sofista”, más tarde entra en el monasterio de San Teodosio en Jerusalén, Sofronio se convirtió en un discípulo de San Juan Moshu cuando viajó a Alejandría y juntos peregrinaron a Siria, Palestina, Egipto y Roma, al morir San Juan Moshu regresó a Jerusalén y enterró su cuerpo en el monasterio de San Teodosio. Años más tarde junto con San Máximo el Confesor San Sofronio luchó contra los monotelitas (negadores de toda realidad de la naturaleza humana de Cristo),con la intención de conseguir la reunificación entre la Iglesia miafisita (creen que en Cristo había una sola naturaleza – la divina – debido a que la naturaleza humana desapareció en la naturaleza divina.) (coptos) y la Iglesia de Constantinopla con el fin último de reforzar las fronteras orientales del Imperio. Tuvo una disputa con el Patriarca monotelita Ciro de Alejandría y con el Patriarca Sergio de Constantinopla al que no pudo convencer sobre la justicia de la fe ortodoxa. Tiempo después fue elegido patriarca de Jerusalén en su discurso rechazo el monotelismo y defendió las dos naturalezas de Jesucristo, participó en la lucha por la defensa de Jerusalén, pero se vio forzado a mediar sobre las condiciones de la rendición de la Ciudad Santa con los conquistadores árabes, cuando esta fue tomada por Omar, se dice que estando delante de la puerta de la Iglesia del Santo Sepulcro, invitó a Omar a entrar en ella, pero el califa se negó diciendo que si lo hacía, en adelante, sus seguidores cobrarían derechos sobre esta iglesia.
Evangelio del día
San Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:
“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- ¿Cómo me dirijo al Padre, como le escucho? Jesús muestra un modelo para orar eficazmente, el Padre nuestro, este se convierte en una oración no como acto repetitivo y vacío, sino como un dialogo con el Padre de todos, donde palabras humildes hacen eco en la eternidad. Este encuentro de intimidad con el Padre Dios nos recuerda que pertenecemos a él.
- Nuestra oración es mecánica en muchos momentos, al iniciar lo primero que hacemos es expresar nuestra lista de peticiones, nos dirigimos a Dios como si él necesitará de nosotros, como sí Dios tuviera la obligación de concedernos todo cuanto queramos y no solo eso nos basta, sino que decimos a Dios como hacerlo, además imploramos a Dios se perdonen nuestros pecados, sin darnos cuenta que primero debemos perdonar a nuestros hermanos para obtener el perdón de aquel que es todo amor.
- Jesús nos pide hablarle a Dios sinceramente como a nuestro padre, sabiendo que conoce todo de nosotros, nuestras angustias, necesidades y hasta agradecimientos, pues nos creó, solo anhela que nuestra comunicación con él sea íntima, necesaria y constante, sabiendo que la acción que se enfoca se potencializa, la oración es la fuente inagotable de consuelo y fortaleza que nos ayuda a enfrentar los desafíos de la vida, debemos hacerla nuestro pan diario, pues nos permite escuchar la voz del Padre en nuestro interior, en este tiempo de cuaresma se nos invita a orar más que hablar, la oración se hace silencio eficaz para obtener aquello que anhelamos según la voluntad de Dios.
PRÁCTICA DIARIA
- Orar el Padre Nuestro, además orar con nuestras propias palabras y con el corazón, enseñar a otros hacerlo.
- San Sofronio nos enseña a defender nuestra Iglesia con la oración constante, pidamos por el Papa y todos los consagrados.