
SANTO DEL DÍA
SAN PASCUAL BAILÓN (1540-1592)
San Pascual nació en Torre Hermosa, en las fronteras de Castilla y Aragón, sus padres eran unos humildes campesinos, fue un hombre de vida austera e inocente, fue pastor de ovejas durante diez años, luego ingreso al monasterio de los franciscanos, fue adorador de la Sagrada Eucaristia, siendo pastor se arrodillaba en dirección al templo, su devoción y piedad lo hacían una gran persona, de niño ya hacía mortificaciones, en los franciscanos al principio en no lo admitieron por su escaza instrucción, cuando fue admitido se desarrollo en oficios como: portero, cocinero, mandadero, barrendero, pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía, en sus ratos libres pasaba de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado, por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento, cuando se iban a dormir, él se quedaba rezando ante el altar. Y por la madrugada, varias horas antes de que los demás religiosos llegaran a la capilla a orar, ya estaba allí el hermano Pascual adorando a Nuestro Señor. San Pascual escribió varias oraciones. Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje, y en el camino se encontró con un grupo de protestantes que le rodearon para que comprobara la existencia de Jesús en la hostia, hablo con tanta seguridad que no le hicieron preguntas sino que lo apedrearon, su alegría siempre se fundamentaba en sus visitas al santísimo e ir a misa, muere en la fiesta de Pentecostés.
Evangelio del día
San Juan 21,15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, le dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- Jesús hace que suceda un dialogo con Simón Pedro, en donde le da la oportunidad a este apóstol de reconciliarse consigo mismo, después de haber llorado amargamente cuando le negó, su animo de obedecer a Jesús también tambaleó en aquella noche, le da la facilidad de confesar y confirmar su amor, esta vez de una forma más humilde Señor “Tú lo sabes todo, sabes que te amo”.
- Jesús le da autoridad, como cabeza de la Iglesia, pero esta autoridad solo se sostiene a través del amor, esta autoridad no impone, sirve es capaz de cuidar del otro, de proteger e incluso dar la vida por quienes se les ha confiado.
- Jesucristo nos pide abrir nuestros oídos a la escucha de la palabra, a no querer buscar mis propios ideales, sino que adheridos al proyecto de Dios caminemos según su voluntad, a veces los seres humanos somos acelerados y creemos confiar en nuestras propias fuerzas para agradar a Dios, no funciona así nuestra respuesta debe ser fundamentada en el amor.
- ¿Cómo es la respuesta a los interrogantes que Dios hace a mi vida?, ¿Ese amor es humilde y obediente a lo que Dios quiere para mi vida?, cuando pensamos que podemos solos cuan equivocados estamos, debemos ser humildes y saber que siempre estamos necesitados de Dios, incluso de nuestros hermanos, todos necesitamos de todos para completar el proyecto salvífico de Dios, como Jesús soporto las actuaciones de los apóstoles, como la negación de Pedro, así mismo debemos dar oportunidades como él a nuestros hermanos para que se encuentren consigo mismos y cambien para gloria de Dios.
PRÁCTICA DIARIA
- Desde hoy orare más seguido para escuchar aquel llamamiento que Dios hace a mi vida.
- Como San Pascual enamoremonos de la Santa Eucaristia, allí esta el verdadero tesoro del cristiano.