
SANTO DEL DÍA
SAN MARANA Y CIRA (+440)
San Marana y Cira hicieron parte de un movimiento ascético monástico en Siria, ellas decidieron dejar una vida acomodada por la penitencia, y por el encuentro con Dios más intimo, fueron eremíticas en Berea, Alepo Siria, observaban un silencio total excepto el Domingo de pentecostés, según el historiador Teodoreto se encerraron en un pequeño local, tapiaron la puerta, por una ventana recibían cuanto necesitaban, y hablaban con las mujeres que iban a visitarlas sólo durante el tiempo de la cincuentena pascual; vestían tan solo una túnica, y dedicaban su día a la oración, pasaron años cargadas de cadenas, sólo salieron una sola vez para visitar los lugares santos y luego regresaron a la celda.
Evangelio del día
San Mateo 20,17-28
En aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- La propuesta de la madre de los hermanos fue atrevida, ella quiere que sus hijos tengan un reconocimiento por andar con Jesús, pero su ignorancia permite atreverse hablarle al maestro claramente. Sus discípulos en su momento no saben lo que piden, incluso no saben lo que tendrán que pasar, pero Jesús aprovecha su pretensión, para dar una enseñanza profunda acerca de lo que realmente es su reino, dándoles a entender que no es cuestión de vanidad, ni de opulencia, mucho menos de puestos, su reino es de servicio a los demás, pues quien este dispuesto a seguirlo deberá ser el servidor de todos, un servicio que se da, que se dona, que se niega así mismo y carga con su cruz de cada día, por la salvación de muchos, así amerite perder hasta la misma vida. La respuesta de Jesús manifiesta su obediencia al Padre, no es a él quien le corresponde dar menciones a quienes están a su lado, sino que son las obras de humildad que garanticen quien ganará la vida eterna, pero siempre y cuando pasen por los mismos sufrimientos, obstáculos, que él mismo padece.
- Jesús es paciente y amoroso con quienes le siguen, aunque debió llamar la atención a la madre y los hermanos decidió invitarlos a seguir sus pasos, a enseñarles que el orgullo no es el camino, que vivir sirviendo es la práctica que caracteriza a un verdadero apóstol suyo. Jesús invita al hombre a gastar y desgastar su vida por muchos, trabajando sin esperar nada a cambio, sin la admiración, sin los aplausos, pues cuanto mas se han humillados, la obra de Dios irá por buen camino, la misión comprende tropiezos pero es Dios que se encargará de dar a cada quien lo que le corresponde, nuestro esfuerzo debe ser tener un espíritu de servicio que sea capaz incluso de omitir mis propios deseos, y despojarme de mis exigencias para dejar que Jesús brille, pues cuando Dios toma posesión de la persona humana sus obras estarán encaminadas a servir a los demás.
- El orgullo hace de nosotros hombres y mujeres materialistas, querer sobresalir en este mundo nos aferra a lo terrenal, en los asuntos de Jesús no sucede así, nuestra vida debe tener un espíritu de ayuda mutua que beneficie a mis hermanos, si servimos en la iglesia debemos tener claro que nuestra única recompensa debe ser la vida eterna prometida por Jesús, si estamos esperando ser alabados por lo que hacemos en favor de la Iglesia estamos teniendo un pensamiento vanidoso y alejado de lo que realmente el Señor quiere que hagamos. Cada vez que queremos el bienestar particular, nuestra vida se vuelve un circulo cerrado y es ahí donde falla nuestra misión de hijos de Dios.
- El servicio comprende dar y ayudar desinteresadamente a quien lo necesitan, en este Evangelio Jesucristo nos hace una invitación a que seguirlo no consta de creer en él, y decir que le amamos y adoramos, si antes nuestra vida no se da a invertir mis esfuerzos a quienes me necesitan, a sobrellevar los obstáculos de cada día, y a anunciarlo con mi forma de vivir, pues no hay otro camino que vivir sirviendo. Debemos estar en constante oración para que el Señor nos regale la humildad, hacernos pequeños para que los demás brillen con la luz de Jesucristo, que nos permitirá ver a Jesús en el otro, dejando a un lado mis pretensiones y orgullos y permitir que el amor de Jesucristo me envuelva a tal punto que haciendo lo posible pueda hacer lo imposible en favor siempre de mis hermanos.
PRÁCTICA DIARIA
- Ofrecer tiempo de mi vida al servicio de la Pastoral Social de la Iglesia.
- San Marana y Cira nos invita a despojarnos de una vida materialista para vivir por Cristo y para él.