
SANTO DEL DÍA
SANTA APOLONIA (+250)
Santa Apolonia era una cristiana de Alejandría, educada en la fe, ella desde joven decidió entregarle la vida a Jesucristo, era una mujer orante y de servicios en favor de la caridad, se dice prestaba ayuda a la Iglesia como diaconiza, y una vez que comenzó la persecución contra los cristianos, a ella la toman presa y la obligan a blasfemar contra Jesucristo, pero tras no conseguir tal fin le destrozan los dientes, y luego la conducen a una hoguera, pero ella pide un espacio para reflexionar, pero al concretar su respuesta decide ingresar a la hoguera frente a sus opresores y muere entre llamas, tiempo después sus dientes fueron repartidos a las iglesias.
Evangelio del día
San Marcos 7,31-37
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:
«Effetá» (esto es: «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían:
«Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- Jesucristo al tomar de su saliva para sanar aquel hombre es una acción que pudo haberse visto un poco desagradable ante quienes le observaban, pero no es más que su manifestación de poder como Dios, muestra su estrecha intimidad con el hombre, aquel sordomudo estaba limitado, pero es Jesús quien le devuelve su dignidad para oír y hablar.
- Jesús abre todo aquello que esta cerrado a su mensaje de salvación, tiene la potestad de romper corazones duros, de quitar la ceguera, siempre permitiendo que el ser humano vea la luz y no ande en tinieblas. Muchos de los que presenciaron aquel milagro reconocieron el bien que Jesús hizo pero solo se quedaron en el asombro, y sus interiores aun seguían sellados a escuchar y anunciar.
- Pidámosle al Señor que abra nuestros sentidos para que podamos anunciarle con fe y sin limitaciones, él que todo lo sana, nos devolverá el sentido a nuestras vidas, muchas veces estamos como aquel sordomudo sin deseos de escuchar la voz de Dios y lentos para proclamarle, en esta sociedad estamos cada día más abiertos a la vida del mundo, estamos atentos a todo lo que sucede en las redes sociales más que estudiar la Palabra de Dios, hacemos de nuestros dones utilidad para el mal, y Dios que fue quien nos creo y conoce nuestro cuerpo a él no le dedicamos el tiempo que se merece para darlo a conocer.
- Dios nos dio dos oídos para escuchar más de su mensaje y una lengua para hablar lo necesario siempre para la gloria de él, en ocasiones estamos dados hablar de más y escuchar a Dios menos, debemos procurar soltar todo aquello que impide recibir el amor de Dios, permitir que Jesucristo nos diga que nos abramos a una nueva vida, a una oportunidad para servir en bien de la humanidad. “Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti” San Agustín de Hipona
PRÁCTICA DIARIA
- Busquemos en nuestro interior que está interrumpiendo escuchar la voz de Dios, que me hace sordo para evangelizar.
- Santa Apolonia nos enseña que debemos detenernos en el camino y reflexionar sobre si seguir a este mundo o a Dios, indudablemente la segunda decisión es la más acertada.
Este pasaje bíblico nos deja una enseñanza muy sabia que debemos hacer una reflexión de nuestra vida como estamos agradando a Dios a través de nuestras acciones y lo que hablamos lo que pensamos seguir el camino correcto a pesar de nuestras necesidades y debilidades y saber escuchar la voz de Dios para seguirlo a el. Amén.