
SANTO DEL DÍA
SAN EDMUNDO (841-870)
San Edmundo fue coronado rey de Estanglia (Inglaterra) con tan solo catorce años de edad, fue un gran modelo de los buenos príncipes, busca siempre la paz para su pueblo, es recto y neutral ante los temas de justicia, ayuda a los huérfanos, viudas y necesitados, resalta los valores de quienes son marginados, a la llegada de los piratas daneses capitaneados por los hermanos Hingaro y Hubba generan en el pueblo miedo y destruyen todo a su paso, estos adversarios reflejaban el odio por los cristianos, así que comienzan a saquear templos, monasterios, y a asesinar a todos los que profesan la fe cristiana, una muestra fue en el monasterio de Coldinghan, donde la abadesa santa Ebba fue degollada con todas sus monjas, San Edmundo organiza un pequeño ejercito para combatir a los enemigos de la fe, pero decide esconderse para no dar muerte aquellos y provocar su condenación, una vez encontrado por los piratas y lo obligan a renegar de su fe y atentar contra su pueblo, rechaza tal propuesta entonces es azotado, y decapitado.
Evangelio del día
San Lucas 18,35-43
Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:
«Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar:
«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?».
Él dijo:
«Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- Hoy el Evangelio presenta a un Jesús compasivo viendo la necesidad de un ciego, le concede lo que pide, no se rehúsa, entiende y actúa ante la petición de aquel pobre hombre, el sanado es conciso, especifico en su suplica ante el Maestro, no hace rodeos sino que sabe lo que quiere, y lo pide ante quien sabe le concederá un milagro.
- Jesucristo expresa una frase muy significativa: “tu fe te ha salvado”, para el Señor la fe debe estar ligada a la oración, cuando las personas suplican a Dios por un favor, lo primero que se debe estar es convencido de lo que se pide y creer en que ya lo necesitado se ha concedido, pero si es lo que Dios le agrada, la fe no exige palabras sorprendentes solo exige una confianza ciega en aquel que lo puede todo.
- Nuestra ceguera espiritual impide acercarnos a Jesús, experimentar su amor y ser testigo de sus maravillas, Jesucristo conoce una a una nuestras necesidades, sabe de nuestras flaquezas, y hasta sabe el lugar y el momento preciso en el que pediremos su ayuda, no nos asustemos cuando la enfermedad, problemas y toda clase de tribulación toca a nuestra puerta, son ellas el camino de la cruz que nos permiten sentir la presencia de Dios en nuestras vidas de una manera más intima, y así reconocerlo como a nuestro salvador, quien puede sanar todo en nosotros.
- Jesús nos pregunta en el interior de nuestro corazón, ¿Qué nos pasa?, ¿Qué nos falta? cuando sentimos ciertos desánimos, dudas, El Espiritu Santo pone una sed de Dios en nuestro ser para que le busquemos, hermanitos queridos los desiertos son buenos a la medida que entendamos y reflexionemos lo que Dios quiere de nosotros, nuestro propósito aquí en la tierra. La fe nos mantiene en pie, nos motiva, nos da seguridad, y nos da la valentía de buscar al Señor así nuestra vida este hecha pedazos, recordemos que una oración hecha con fe están poderosa que puede mover las más pesadas montañas que obstaculizan encontrarnos con Jesucristo, al comentarle a Dios nuestras necesidades más profundas no olvidemos ser específicos a lo que queremos y lo concederá si le pedimos con FE.
PRÁCTICA DIARIA
- Si en estos momentos estoy atravesando por un momento difícil, orare a Dios con fe y esperaré su respuesta en el debido momento.
- San Edmundo nos motiva a defender la fe en Dios incluso con nuestra propia vida.