
SANTO DEL DÍA
SAN PONCIANO E HIPÓLITO (236)
San Ponciano e Hipólito se encontraban en Roma cuando sucedió el cisma, la iglesia se encontraba dividida, Hipólito era un sacerdote que no aceptaba que Calixto diácono se halla nombrado como papa, y fue quien dió paso al cismo de la iglesia católica para ese tiempo. Años más tarde Maximiano los encarceló y los expuso a trabajos forzados, luego fueron martirizados y murieron, sin tener en cuenta que Hipólito había dividido la iglesia para aquel entonces, hoy se consideran santos.
Evangelio del día
San Mateo 14,22-23
Después de que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.
Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida:
«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- Los apóstoles y su falta de fe y confianza en Jesús les hace sentir miedo y desesperación, se olvidaron por un momento que estaban con el verdadero Dios, Jesús nuevamente con su tranquilizante voz los anima a creer y abandonarse en su paz, a que mantengan la calma aun en medio del temor, Jesús no se cansa de motivar a sus seguidores, una y otra vez los expone a situaciones difíciles para ellos, solo con el único fin de entrenarlos en una fe sólida, que aunque no viendo su persona, puedan sentir su presencia siempre para vencer en sus vidas.
- Pedro una vez más se arriesga a seguir los pasos de Jesús, pero aún tiene dudas en su corazón y no le permiten confiar y actuar, Jesucristo le invita y anima a seguir, pero sabe que aún debe madurar en la fe en él, quienes estaban en la barca creen porque ven caminar a Jesús sobre las aguas, el Señor les pide que se lancen y confíen en su grandeza, que anden conscientes de su poder que los cobijará siempre, que lo reconozcan como Dios, independiente de la situación en la que se puedan encontrar.
- El miedo confunde nuestra voluntad, y no nos deja seguir a Jesucristo, no nos deja aventurarnos a reconocer y anunciar a Jesús como nuestro salvador, las dificultades que se nos presentan en la vida nos hacen ignorar el poder que tiene Jesucristo, sentir su presencia entre nosotros nos permite incluso hacernos caminar por cualquier agua sin importar cuan tempestuosa sea, a veces pensamos que Dios no escucha nuestros lamentos, dolores, enfermedades, lo sentimos tan lejos pero él camina a nuestro lado y nos anima a continuar sólo nos pide tener fe una fe que sea capaz de vencer todo obstáculo, toda incertidumbre.
- Cada vez que sintamos la necesidad de desfallecer de renunciar a todo, recordemos que la voz de Cristo nos anima, y nos dice no temamos, porque aunque teniendo fe podemos desanimarnos, pero el hecho es resistir y continuar, porque cuando no queramos orar, hacer el bien, mi fe en Jesús mi impulsa a continuar a pesar de mis limitaciones.
PRÁCTICA DIARIA
- Cuando en mi vida se presente el miedo aferrarme en los brazos de Jesucristo y por medio de la oración sentirme confiado, pues él me salvará y me ayudará a vencer cualquier obstáculo que haga perder mi fe.
- San Ponciano e Hipólito a pesar de su división, el dolor y el sufrimiento los unió en una sola iglesia, la iglesia de Cristo, nos enseñan que sólo debemos obedecer a una sola fe, y la unidad hace la fuerza para vencer cualquier barrera que creamos imposible de derrumbar.