JUEVES, decimocuarta semana del tiempo ordinario (ciclo a) -13 julio, 2023

SANTO DEL DÍA

SAN ENRIQUE (972-1024)

San Enrique fue un apóstol de la paz en el siglo XI, fue un príncipe e hijo de un duque, se dedicó al cultivo de las letras con la dirección del obispo de Ratisbona, este consagrado forma en San Enrique no solo la inteligencia sino la voluntad, forjando en él un espíritu de piedad y  una educación cristiana sólida. Al fallecer su padre se convierte en duque y en el príncipe con más futuro en Alemania, con un recto carácter y con justicia atiende las necesidades de su pueblo, su gobierno se destaca por ser fuerte y suave al mismo tiempo, su comprensión le permite perdonar, no fui interesado con quien le servía les dió el valor siempre. Años más tarde sucede a Oton III, convirtiéndose en el Emperador Imperial más ideal, en ese tiempo defiende los derechos de Benedicto VIII.Su genio militar le permite triunfar en todas las problemáticas que se le presentan en su gobierno, se convierte en el emperador más respetado en Europa por su fama de buen hombre, fue coronado como rey por el pontífice Romano, y años después muere junto a su esposa, este Emperador sumergido en los asuntos de guerras y problemas públicos llegó a ser santo, solamente por practicar un carácter según la voluntad de Dios dejándose guiar por sus mandatos.

Evangelio del día

San Mateo 10,7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«ld y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies.
En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad».

Palabra del Señor

MEDITACIÓN

  • Jesucristo envía a sus discípulos a pregonar el mensaje de la Buena Nueva de Salvación a todas las gentes a través de sus apóstoles, encargando en las manos de aquellos la gran misión de evangelizar, de revelar a las personas las enseñanzas basadas en la experiencia vivida como testigos oculares de sus grandes prodigios. Siembra en ellos seguridad y confianza para que salgan sin miedo a todos los lugares donde sea posible y lo den a conocer. Su estadía con ellos fue una preparación que les permitió desempeñarse como misioneros auténticos y entender el propósito por el cual habían sido llamados, Jesús no solo envía a sus discípulos sino que les da toda autoridad para ejercer toda clase de milagros pero les recuerda que lanzarse a esta aventura no se debe retribuir, el bien que se ha recibido debe donarse a quienes lo necesitan y cobrar por ello no tendría sentido.
  • Jesús quiere se reconozcan los regalos que él ha concedido de manera gratuita, e invita a que siendo generosos  pongan al servicio sus dones con el fin de aportar al crecimiento espiritual de las personas. Los apóstoles reciben las instrucciones perfectas por parte de Jesús, mostrándoles que quien decide seguirle y anunciarle debe despojarse de los apegos materiales, y vivir conforme a la providencia de Dios y dejarse llenar de su paz eterna. Jesús reconoce que el ser humano vuelve prioridad lo que no es esencial, y sabe que en el camino la necesidad de cosas terrenales puede hacerlos desviar de la meta a seguir, conoce y comprende uno a uno los obstáculos que se presentaran pero que entrenados en la fe no vacilarán y los motiva a que no vuelvan su mirada atrás. Les indica que al anunciar su mensaje quien se rehusé a creer perderá la vida eterna que él promete, y la paz que él ofrece reposará en el corazón de quien desea él haga morada y transforme su vida, pero para aquellos que no escuchen sus palabras que son espíritu y vida, estarán condenados en el mundo venidero, pues enceguecidos serán participes de la muerte eterna.
  • Jesucristo nos hace un llamado a evangelizar con nuestra propia vida, a donarnos al servicio de la iglesia fundada por él, y expandir su mensaje salvador sin paga alguna. La providencia nos permite ser agradecidos con los dones y talentos que Dios nos ha concedido y nos permite vivir de manera modesta, y con un pensamiento humilde ante priorizar nuestra relación con Dios, dejando a un lado nuestra vida materialista. No es que Jesús no quiera que progresemos en esta tierra en cuanto a ser productivos, sino quiere que seamos despegados y si algo nos faltará confiemos plenamente en él para sobrevivir, nos invita a gozar de esta vida haciendo el bien a nuestros hermanos, pues la vida eterna que él promete no es cuestión de vestido, ni lujos, sino de atesorar solo riquezas eternas que nos harán participes de su reino de amor.
  • La paz que Dios ofrece motiva hacer el bien,llena a totalidad todos nuestros vacíos, y nos impulsa a anunciarlo como nuestro salvador. El mundo a diario nos ofrece una paz temporal, pero Cristo nos ofrece una vida basada en la verdad, nos llama para él y nos envía a nuestros hermanos, pero nos pide esforzarnos a tal punto que nuestras fuerzas sean invertidas en lo que verdaderamente tiene valor y es la misión, una misión a la que todos hemos sido llamados,¿ A lo largo de mi vida he donado mis esfuerzos para que Cristo se de a conocer a todas las gentes? ¿pedimos al señor sacudir el polvo de nuestras mentes que nos impide ver  con claridad lo que venimos hacer a este mundo?, no permitir que las palabras de Jesús sean escuchadas por medio de los  mensajeros de la paz, será como renunciar a la misma vida. Debemos orar por quienes han tomado la decisión de donar sus vidas al servicio de la evangelización para que en el momento que Dios decida enviar a su hijo Jesucristo su mensaje de salvación haya sido expandido a todos los confines de la tierra, y ojala nosotros hayamos sido participes de esa gran obra  de redención.  

PRÁCTICA DIARIA

  • De hoy en adelante encaminar mi vida a evangelizar, ser un miembro activo de la Iglesia y ofrecer mis talentos al servicio de mis hermanos, pedir en oración la humildad que me enseña a no ser superficial ni materialista y vivir modestamente siempre dependiendo de la providencia de Dios.
  • San Enrique nos motiva a trabajar por Dios en la profesión que tengamos, volver extraordinario la vida ordinaria, mi ocupación no me impide ser buena persona, al contrario me impulsa a servir a quienes me rodean.

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