
SANTO DEL DÍA
SAN NICASIO CAMUTO DE BURGIO (1130-1187)
San Nicasio era siciliano, ingreso como fraile en la orden hospitalaria de los Caballeros de San Juan de Jerusalén conocida el día de hoy como la orden de Malta junto con su hermano, allí se dedicaron a los afligidos, peregrinos y enfermos. Aparte de sus votos de pobreza, castidad y obediencia hicieron un cuarto voto que fue defender los territorios de tierra santa, acogiendo el espíritu de su comunidad que correspondía a la defensa de la fe, sostenida mediante la oración y en comunión con la Santa Sede, San Nicasio dio con su muerte testimonio de la fe en Jesús.
Evangelio del día
San Mateo 8,5-17
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le dijo a uno: “Ve” y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac: y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».
Y dijo al centurión:
-«Vete; que te suceda según has creído».
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a su suegra en cama con fiebre; le tocó su mano y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirle.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades».
Palabra del Señor
MEDITACIÓN
- En el evangelio de hoy nuevamente una expresión de fe sale a relucir, y en esta ocasión en un centurión Romano, que reconoce la autoridad y el poder de Jesús para sanar. La fama de Jesucristo por sus milagros llego a oídos de este hombre que al compadecerse de su siervo, emprende camino en busca de quien devolvería la salud a su criado, en el centurión solo se halla humildad, porque se cree indigno, pues su casa quizás no era la más adecuada para que el Mesías entrara en ella, ¿o sería quizás su vida?, pero solo bastaba en saber que con una palabra del Maestro todo cambiaría y esto solo lo podría hacer la fe. Con cuanto amor y bondad Jesús miraba a quien estaba enfermo, en su vida pública lo que más hizo fue brindar compasión, misericordia y ternura a quienes sufrían dolencias corporales y espirituales, y a nadie negó la oportunidad de ser sanado pues su bondad es infinita, y sabe que quien tiene sed de Dios y se abandona en sus manos solo obtendrá lo que anhela su corazón.
- En este pasaje bíblico Jesucristo exalta la fe del Centurión, porque no siendo judío cree en sus palabras, solo con haber escuchado de él, no duda ni un momento en buscarle, pero Jesús lo hacía con una única intención, mostrar al pueblo cuan incrédulos eran, que nacidos en las prácticas piadosas judías no reconocían quien estaba frente a ellos, no querían escuchar la verdad. La fe no es más que esperar en quien se ha puesto toda confianza, es por eso que Jesucristo se vale de las enfermedades para que le hallen, busca a cada momento la atención del hombre para que lo haga parte de su vida y como el centurión quiere una fe firme que sea capaz de saber que lo que pide ya se ha cumplido. Por otro lado, la suegra de Pedro fue tratada con tanta compasión por Jesús que a diferencia del siervo del Centurión sólo bastó una mirada para recuperarla de la fiebre, sin una palabra, sin una expresión, Jesús también actúa en el ser humano atraves del silencio, porque las obras mismas son la manifestación de la fe en él que es todo amor.
- Cuantas veces en nuestra vida nos hemos sentido indignos de presentarnos ante Jesús, de contarle nuestros problemas, abandonándonos en sus manos, pero nuestra falta de fe y confianza en él, ha hecho de nosotros hombres y mujeres incapaces de reconocer a quien puede sanarnos realmente, nos falta humildad para darnos cuenta que estamos tan enfermos que necesitamos de su compasión para caminar por este valle de lágrimas, nuestra mente impone a Dios para que nuestra voluntad sea escuchada, sin antes dejar que sea él quien tome las riendas de nuestra vida, pues él nos ha creado y conoce que necesitamos para ser felices, como nuestro alfarero nos moldea en el dolor, y por más que queramos huir de nuestras realidades él nos dice que busquemos en el sufrimiento una oportunidad para ser mejores, para pulirnos en la fe. Cuantas veces estando en la Iglesia, en misa, en la oración, en cualesquier práctica piadosa dudamos de las grandes obras que Jesús puede hacer en nosotros, pero cuantos ateos, o personas que tiene otras ideologías nos enseñan acciones heroicas que manifiestan la fe. Recordemos que quienes asisten a la iglesia no son más que enfermos necesitados de la gracia de Dios.
- ¿Vemos la bondad en el otro como lo hace Jesús con nosotros?, como nos cuesta ver más allá de las apariencias, Jesús nos enseña una forma de vivir y es dar todo de nosotros a quien necesita, es desvivirse por las obras del Reino. La fe queridos miembros de la iglesia no es más que la convicción de la esperanza, si creemos sabremos que quien nos sostiene es nuestro salvador Jesucristo, que no quedaremos defraudados y que siendo Dios quien nos da la vida conoce todo de nosotros y sabe dar a a quien le implora con fe, que regalo tan grande de Dios para con nosotros, nos considera tanto en nuestras debilidades que solo nos exige la fe como el tamaño de un grano de mostaza, y aun así le fallamos. Si nuestra fe está siempre firme sólo bastara una palabra para que seamos sanados, esta frase repetida una y otra vez en la santa misa no debe ser desapercibida, debemos hacer que se cumpla, en el momento de nuestra enfermedad y debilidad tengamos presente que Jesús es quien tiene el poder sobre nuestra existencia reconocerlo en su autoridad es entender que su acción salvadora nos alcanzará sin reservas y veremos en nosotros un milagro que solo la fe en él explica.
PRÁCTICA DIARIA
- Pedir en oración todos los días que Jesús acreciente mi fe, pedir perdón en la santa misa las veces que pronuncio la expresión “Una palabra tuya bastará para sanarme” sin tener fe de que Cristo está en la Eucaristía y que es él quien escucha mis suplicas y cura mis enfermedades.
- Como San Nicasio defender la fe, sea nuestro ideal en esta tierra, creyendo siempre en Jesús sabiendo que el cargará con nuestras enfermedades y aflicciones y enseñando a otros que morir haciendo la voluntad de Dios es nuestro deber primordial en esta tierra.
Esta hermosa palabra nos muestra que si en verdad tenemos la mirada en Jesucristo y la confianza en el nos concede nuestros mas grandes deseos el nos fortalece su tiempo es perfecto. Gracias padre por este nuevo mes cuida de mí familia que sea cada dia para ti un instrumento de luz .amén